Opinión

Ya veremos

Los líderes políticos se han ido de vacaciones proclamando a los cuatro vientos que el entendimiento tiene que sustituir a la confrontación en la nueva legislatura. Creen que ese es el mandato inapelable de los ciudadanos, y yo creo que creen bien. España es un país más fuerte de lo que parece, y los españoles tenemos bastante más aguante y muchísima más paciencia con los políticos de lo que a veces pensamos; pero cuatro años más como los que acabamos de pasar, con esa crispación, serían, hay que reconocerlo, difíciles de soportar. Y una lamentable pérdida del tiempo y de la energía que en los ciclos de vacas flacas, como el actual, son necesarios para mirar con confianza hacia el futuro.


El gran mordisco que el PSOE le ha dado al voto nacionalista catalán y vasco en las elecciones del 9-M, y la reflexión que más pronto que tarde tendrá que hacer el PP sobre las causas de la espectacular derrota que han cosechado precisamente en Cataluña y en Euskadi, son los factores que, en mi opinión, más pueden ayudar a tranquilizar el ambiente. Que la inmensa mayoría de los españoles hemos acabado más que hartos de que los nacionalistas catalanes y vascos tuvieran la llave de la gobernabilidad de España era cosa sabida. Que la mayoría de los catalanes y la mayoría de los vascos eran de esta misma opinión, sin embargo, ha sido la gran sorpresa del 9-M. En ambas comunidades ha ganado de largo Zapatero, y el hundimiento de IU ha completado la jugada. En su primera Legislatura ’la llave’ de la gobernabilidad la tenían los nacionalistas. Ahora, la tiene él.


Aprender de los errores es la forma inteligente de mejorar, y desde la propia noche electoral el actual y futuro presidente del Gobierno ha incluido explícitamente la recuperación de los grandes consensos de Estado con el PP entre sus prioridades. El actual y futuro líder de la oposición fue el primero en tender esa misma mano al PSOE, durante la campaña electoral. O sea, que, en teoría, la voluntad de diálogo es mutua. En la práctica, el tiempo lo dirá. Los dos choques de trenes de la legislatura de la crispación, el terrorismo y la territorialidad, serán, desde mi punto de vista, las dos pruebas del algodón de la legislatura del entendimiento. El consenso contra el terrorismo yo creo que va a depender del PSOE. Aunque las diferencias entre Zapatero y Rajoy sobre la derrota y el diálogo siguen siendo irreconciliables, el fracaso de la última tregua etarra podría facilitar un entendimiento digamos coyuntural. Pero el consenso sobre la territorialidad creo que va a depender del PP. La polémica del nuevo Estatuto corresponde zanjarla al Tribunal Constitucional, y si la zanja a favor del soberanismo, como espera el gobierno, solo Rajoy podrá evitar la ’versión 2’: que la polémica del nuevo Estatuto vasco tome el relevo.

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