Carlos Risco
LA CIUDAD QUE TODAVÍA ESTÁ
La puerta que fue bodega en la calle Hernán Cortés
TAL DÍA COMO HOY
Todos asociamos la Navidad con la nieve, pero antes de 1843, cuando se publicó “Cuento de Navidad”. En el mes de diciembre no hay nada nevado, en medio mundo es verano y en el otro medio, pese a ser invierno, la nieve es bastante escasa, salvo en el norte de Europa. En nuestro cuento Dickens es el responsable de describir la Navidad como una eterna nevada en su, lo que desde entonces se trasladó a la mayoría de los cuentos navideños, la razón por la que Dickens asoció la Navidad con la nieve proviene de su infancia, el escritor sufrió cuando era un niño la década más fría que vivió Reino Unido en el siglo XIX, con nieve por todas partes y hasta el Támesis helado
La fiesta navideña hasta mediados del siglo XIX era el “Boxing Day”, una celebración en la que los ricos entregaban una caja con regalos a sus sirvientes. Sin embargo, estas fiestas navideñas no tenían buena fama, ya que sólo la celebraban las clases acomodadas, por lo que se consideraban fiestas clasistas, por no hablar de que se relacionaban con el papismo en un país que era esencialmente anglicano. Durante estas celebraciones la comida habitual era el ganso. Sin embargo, en su relato Dickens hace que Scrooge, una vez transformado por el espíritu navideño, mande a un niño comprar y llevar un pavo a la casa de su secretario para celebrar un gran banquete de Navidad, de ahí la tradición del pavo en navidad.
La expresión que puso de moda Dickens en su relato: Merry Christmas proviene de que le gustaba mucho un villancico: “God Rest You Merry, Gentlemen”. En realidad, la palabra “Merry” no significa únicamente “feliz”, sino que se asocia, más que a un deseo, a un sentimiento de alegría, de prosperidad, de hermanamiento y buena voluntad. Pero entre las muchas cosas que hemos heredado consiguió que muchos pasáramos de Happy Christmas a Merry Christmas. “Merry Christmas” aparece 21 veces en “Un cuento de Navidad”, y desde entonces es la felicitación habitual y más usada en inglés y también en otros idiomas.
Charles Dickens amaba la Navidad, pero su más famoso personaje navideño, Ebenezer Scrooge, es un anciano avaro y explotador que, en el relato, es visitado por el fantasma de su antiguo socio, Jacob Marley, y luego por los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura. No es descabellado pensar que fuese John Dickens, el padre del autor, el personaje real escondido tras el temible Ebenezer Scrooge. John Dickens era un timador, tacaño y rácano que perjudicó gravemente a su propia familia, lo que le aproxima bastante a Scrooge. Marley fue un personaje real, el socio muerto de Scrooge, Jacob Marley, que avisa a este de la próxima visita de los fantasmas navideños, fue un personaje real. En la obra “The Annotated Christmas Carol”, de Michael Patrick Hearn, se explica que Dickens asistió a la misma fiesta de San Patricio que un tal Dr. Miles Marley. Conociendo el interés de Dickens por los nombres inusuales, el Dr. Marley le comentó su propio e inusual apellido. La respuesta de Dickens fue: «Su nombre será una palabra familiar antes de que acabe el año». Y cumplió su palabra.
Dickens fuertemente inspirado y comprometido con su relato, no tardó ni dos meses en escribir su famoso “Cuento de Navidad”. Finalmente consiguió terminar su obra a tiempo de publicarlo antes de Navidad, el 19 de diciembre de 1843.
Como su anterior libro no se vendió bien, Dickens no pudo encontrar un editor para “Cuento de Navidad”, así que él mismo pagó la impresión. La primera edición -con un precio de 5 chelines (unos 30 dólares)- salió a la venta el 19 de diciembre de 1843 y se agotó en Navidad. Se molestó tanto que cambió de grupo editorial. Se imprimieron dos ediciones más antes de finalizar el año, una semana después, siendo ya un éxito imparable.
Cuento de Navidad es en gran parte responsable de la tradición de la caridad navideña queremos remarcar que “Cuento de Navidad” de Dickens aborda y resalta el valor de la caridad, una de las principales fuentes la tradición navideña. En 1844, el año siguiente a su publicación, los periódicos británicos atribuyeron a la popularidad de la novela de Dickens un aumento de las donaciones benéficas en Navidad.
Por último, queremos recordar la historia de que una niña que vendía frutas y verduras en el mercado de Covent Garden tras enterarse del fallecimiento del autor, ocurrido el 9 de junio de 1870 debido a una apoplejía preguntó: Charles Dickens está muerto, ¿entonces también morirá Papá Noel?”.
Cuando Charles Dickens publicó “A Christmas Carol” en diciembre de 1843, no solo introdujo uno de los relatos más emblemáticos de la literatura universal, sino que también contribuyó decisivamente a moldear la forma en que entendemos hoy la Navidad.
La obra nació en un momento de profundas tensiones sociales en la Inglaterra victoriana: desigualdad creciente, explotación infantil y una brecha cada vez más visible entre ricos y pobres.
Dickens, sensible a estas realidades, encontró en la figura de Ebenezer Scrooge un símbolo perfecto de la avaricia y la insensibilidad social.
La gestación del libro fue sorprendentemente rápida. Tras visitar una escuela para niños pobres en Manchester, Dickens quedó profundamente conmovido y decidió escribir un relato que fuese a la vez entretenido y moralmente transformador.
La historia es ya un mito moderno: Scrooge, un prestamista amargado, recibe la visita del fantasma de su antiguo socio y de los Espíritus de las Navidades Pasada, Presente y Futura.
A través de este viaje sobrenatural, el personaje enfrenta sus propias miserias, comprende el valor de la compasión y experimenta una redención que resuena aún hoy con enorme fuerza.
La trama, sencilla pero emotiva, capturó la imaginación victoriana y reavivó tradiciones navideñas que estaban en declive, como la generosidad comunitaria, las celebraciones familiares y el espíritu solidario.
Su mensaje social (la dignidad de los desfavorecidos y la necesidad de empatía) continúa vigente casi dos siglos después.
Dickens no solo escribió una historia navideña: creó un espejo moral que recuerda, cada diciembre, que la humanidad se mide por la capacidad de cuidar a los demás.
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