Opinión

Cuatro años más

Concluyeron los juegos de Bolt, de Phelps, de Mo Farah, de Kanaeva, de la veloz Jamaica, de los invictos Estados Unidos de baloncesto, de las mujeres y los deportes acuáticos de España. Los Juegos en los que comenzamos deprimimos y casi nos empachamos de medallas. La única cita que reúne deportistas de 205 países, sin importar sexo, raza, edad, credo u origen. El único lugar donde un humilde pastor de ovejas africano y un multimillonario europeo pueden competir en igualdad de condiciones. Dos semanas de continuas emociones, de historias conmovedoras, de alegrías desbordantes y tristezas sin posible consuelo. Unos Juegos que nos mantuvieron pegados ante el televisor y el ordenador, convertidos en poesía en movimiento gracias al progreso de los medios audiovisuales. Usted se negó a salir de casa, a marcharse de vacaciones, porque sus vacaciones eran disfrutar de esta manifestación artística sin parangón. La del cuerpo en su máximo desarrollo atlético. Cuenta atrás para Río 2016. Ya estamos impacientes.

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