Opinión

El Mundial de atletismo estuvo a cubierto en Doha

Es posible que usted no se percatase, pero hace una semana se disputó el Campeonato del Mundo de Atletismo en pista cubierta en Doha (Qatar).

Y como usted, tantos aficionados al atletismo y al deporte en general, ya que ni Televisión Española ni cualquier otro canal emitieron una triste imagen sobre el acontecimiento. Todo por cuestión de derechos de compra y una amplia diferencia de criterios económicos. Por ello, esta última edición fue la del mundial de Internet, o como lo ha bautizado el prestigioso Carlos Toro, 'el mundial ciego'.

Ya fue mala casualidad, porque la reducida representación española -14 atletas- realizó un buen papel, logrando tres medallas de Plata: Ruth Beitia en la prueba de salto de altura, Natalia Rodríguez en los 1.500 metros y Sergio Sánchez en los 3.000.

La de la mediofondista tarraconense fue algo así como sacar un profundo puñal que tenía clavado en el corazón desde el Mundial de Berlín de 2009. Recuerden: a una curva de la meta, Rodríguez y la etíope Gelete Burka tropezaron, cayendo la africana al suelo. Natalia llegó la primera a meta, si bien después fue descalificada, al entender los jueces que había obstruído ilegalmente a su rival. Decisión cuando menos discutible. La española terminó entre lágrimas, recibiendo posteriormente duras críticas.

El exorcismo se practicó en Doha. Allí Natalia ofreció un derroche físico y mental en los últimos metros, para terminar en el segundo puesto.

Otros deportistas, primeros espadas en su especialidad, no tuvieron la misma inspiración que nuestra compatriota y se marcharon del desierto sin gloria, metal o reconocimiento.

La en teoría inalcanzable rusa Yelena Isinbáyeva sufrió el segundo revés consecutivo en el salto con pértiga. En Berlín 2009 se había quedado fuera de la final. En esta ocasión no pudo acceder al podio, viendo como la brasileña y compañera de entrenamiento, Fabiana Murer, se llevaba la medalla de oro, saltando 4,80 metros, mientras ella no superaba los 4,75.

Otro héroe en mal momento es el prodigio chino Liu Xiang. El gran vallista, protagonista de un agónico momento durante su abandono en los Juegos de Pekín por lesión, tampoco pudo rendir al nivel de los mejores en los 60 metros, terminando séptimo en la final dominada por el cubano Dayron Robles, otro portento.

¿Malos tiempos para Isinbáyeba y Xiang? Lo de la rusa parece más bien psicológico; lo del chino, esperemos sea sólo por el proceso de su recuperación. Bien es cierto que el Mundial de invierno está menos considerado por los atletas. Tampoco por las televisiones. Por lo (no) visto.

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