Opinión

NCAA: una locura que contagia a todo un país

En los Estados Unidos existen tres grandes eventos deportivos que movilizan a todo el país: las 'World Series' o finales del campeonato nacional de béisbol, la 'Super Bowl' o final de la liga de fútbol americano y la llamada 'Final Four', la 'Final a cuatro' de la liga de baloncesto universitario, más conocida por sus siglas NCAA. Si bien esta institución abarca muchos más deportes en edad académica.

En España sería imposible imaginar que una final entre la Complutense y la Menéndez Pelayo congregase a 73.000 espectadores en un recinto, como hicieron la semana pasada Duke y Butler en la final de torneo, disputada en el Lucas Oil Stadium, en la ciudad de Inwdianápolis. Y es que la estructura deportiva al otro lado del océano es muy diferente a la nuestra.

Aquí, son los propios clubes, profesionales o no, quienes captan, forman y compiten en las categorías establecidas por la federación nacional. Allí, los viveros son los institutos -high school- de donde los mejores reciben una beca deportiva para ingresar en las universidades -college- donde, a su vez, los más destacados serán elegidos por los clubes de la NBA. Poseer un representante o negociar con los profesionales está terminantemente prohibido y castigado, pero es otra historia.

La liga NCAA de baloncesto, que posee tres divisiones, no es la única en el país, pero sí la más importante. Su sistema de juego es muy curioso. Dadas las inmensas distancias y las miles de universidades que participan, no existe una liga regular, sino 31 conferencias que disputan sus propias ligas. Durante la temporada se establece un ranking de los mejores equipos, sin valor para la fase final.

La fase final se conoce como la 'March Madness' o locura de Marzo. Los campeones de cada conferencia y 33 'invitados' más participan durante casi tres semanas en un torneo del k.o. que hace furor en el país, con audiencias millonarias por televisión y apuestas de todo tipo. Hasta el propio Barack Obama pronuncia sus predicciones, siguiendo una tradición estipulada durante años.

Es un torneo imprevisible, cuyo gran atractivo son las sorpresas que protagonizan universidades pequeñas o desconocidas, que derrotan a una de las grandes y se cuelan en la Final Four. Allí se las conoce como las 'cenicientas'. La finalista -y local- Butler fue la de esta edición, y estuvo muy cerca de terminar el cuento de la forma más feliz. Tuvo dos oportunidades para batir a la todopoderosa Duke, entrenada por el seleccionador nacional Mike Krzyzewski, pero no pudo rematar en los últimos segundos. No importa. Sus integrantes serán recibidos como héroes en casa, pese a que ninguno llegue a la NBA.

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