Opinión

Un gran pacto por Manzaneda

Una de las reglas básicas en la economía de la empresa es aprovechar tus singularidades para diferenciarte de la competencia. Trasladando esto a Ourense, Manzaneda es uno de los rasgos -junto al patrimonio, el termalismo o el Entroido- que configura la personalidad de la provincia y se convierte en un reclamo turístico único. Esta es una realidad tan evidente como que las administraciones públicas, cada una por diferentes circunstancias, han estado a veces muy lejos del nivel de apoyo merecido por un proyecto de esta magnitud. Ahora, entrecruzando su reapertura con la salida del covid, la llegada del AVE y la celebración en 2022 de los cincuenta años de la estación de montaña es urgente una reflexión para relanzar su futuro.

La pandemia se ha unido al resto de crisis que tuvo que sortear Manzaneda con la anterior concesionaria. Artabria Turismo cogió en enero las riendas y en unos meses tocará evaluar sus resultados pero en el análisis previo es obligado insertar otros factores. Porque en el proceso de modernización existen retos pendientes que a ninguna empresa le sería rentable resolver por su cuenta y es tramposo esperar lo opuesto; a fin de cuentas, cualquier infraestructura pública destinada a concesión garantiza de partida unas condiciones óptimas. Y en Manzaneda, sin unos accesos dignos o la renovación de las infraestructuras más dañadas por el tiempo parece imposible completar la adaptación integral a los nuevos desafíos.

Es una buena noticia leer en la entrevista de hoy al vicepresidente Alfonso Rueda el sólido compromiso de la Xunta con el futuro de Manzaneda. El gobierno autonómico es el principal accionista y su papel tiene que ser, sí o sí, el de liderar la estación de montaña de Galicia, que ya no necesita más promesas ni planes de viabilidad. Todos los diagnósticos están hechos y las inversiones plasmadas en el papel hace una década. Lo necesario en este momento decisivo es avanzar en la firmeza que mostró la Diputación de Ourense tras su retorno a Meisa, capitaneando junto a la propia Xunta la compra de los cañones de innivación artificial y con vitales inyecciones de liquidez. “Esta vez sí”, avanza Rueda mientras define el impulso definitivo de ambas instituciones dentro de un gran pacto al que se deben unir los concellos de Manzaneda y Trives; basta de juegos miopes de alcaldes y alcaldesas con problemas para distinguir entre la munición política y el porvenir de sus vecinos. También se podría aguardar algún guiño del Gobierno, que tras dar la espalda al sector de la nieve en su paquete de ayudas contra el coronavirus si se fija en el reequilibrio territorial encuentra aquí un motor de primer nivel: esta estación es capaz de generar empleo de calidad, conquistar a más de 100.000 esquiadores en una buena temporada y guarda margen en su camino de desestacionalización -pionero en España- con un desplegable para los 365 días del año a través de una oferta que abarca turismo de naturaleza, deportes de aventura, tenis, natación, ciclismo o actividades familiares.

Pedir una mayor implicación pública no es poner en un apuro a las administraciones. Al revés. Manzaneda posee un enorme potencial y así lo ha demostrado siempre que ha podido. Rentable en el plano social y económico, cada euro invertido allí se multiplica y se expande imparable: gran empresa de las comarcas de Trives y Viana, su influencia alcanza de A Gudiña a Monforte y de O Barco a Pereiro, con un impacto medible en las cajas de los restaurantes, bares, hoteles, casas rurales, tiendas, servicios de transporte, gasolineras o panaderías. Por eso sorprende recordar cómo a veces ha estado más valorada en Portugal o A Coruña que en su propia tierra, víctima de una confianza pública discontinua imposible de imaginar en las otras 34 estaciones de montaña españolas. ¿A quién se le ocurriría ir en contra de Sierra Nevada en Andalucía? Como muestra de esos cíclicos maltratos, en esta provincia hemos visto incluso cómo el Concello de Ourense se anunciaba en el complejo granadino en lugar de apostar por el de todos los gallegos.

Impulsada desde la nada con el esfuerzo de pioneros a los que no siempre se les reconoció su mérito, Manzaneda ha sido promotora de los deportes de montaña en el noroeste peninsular a la vez que la puerta de entrada a la nieve de decenas de miles de niños. Hoy sigue siendo una garantía de desarrollo y tiene intacta su capacidad para ser una referencia del siglo XXI como ya lo fue del último tercio del XX. Pero esto requiere avanzar con valentía y sin una sola excusa más. Lo contrario sería, sencillamente, imperdonable.

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