Por fin nuestro presidente estuvo invitado en el guateque celebrado en Washington.
Su aportación, no decisiva, no imprescindible, fue, eso sí, como sea, estribillo usado con fluidez por ZP.
No asistir, no encontrarse en la foto hubiera sido un hancicap para las campañas electorales que se avecinan. Dicen lenguas francesas, siempre expertas en sus funciones, que Don Pepeluis le dijo, le rogó, le suplicó al presi francés: Si me llevas a Washington te daré lo que me pidas, cuando vayas a Madrid chulapo mío voy a hacerte emperador de Lavapies, emulando la letra de Agustín Lara en su celebre chotis Madrid.
Zapatero tuvo su silla, una silla apátrida, una silla sin orgullo nacional, sin bandera; una silla prestada desde la que ZP sonrió y esperó a que los fotógrafos le pidieran decir patata para salir guapo y pinturero.
Hay quien asegura que la falta de bandera fue una mala milk del saliente Mr. Bush.
Otros aseguran que hubo dudas de poner la actual bandera nacional o, de acuerdo a la confesión de ZP hace algún tiempo, ponerle la tricolor, la de los rojos. Bush sonrió y dijo: Esa faena dejádsela al zumbón.
Mientras, yo, parte del modesto pueblo español y vecino de Vilamarín, grito: ¡socorro! que nos están robando. Cuatro atracos en la provincia en un suspiro.
¡Esto va como Dios, pero sin barba! ¡que lleguen pronto las elecciones! ¿A quiénes hay que echar?... y, ¡yo qué sé!
