Opinión

LOS CHULOS DE DIOS

Desde que el hombre y la mujer se levantan sobre las extremidades inferiores y caminan sobre distintos lugares de la corteza del planeta Tierra portan el bien y el mal. Sienten el miedo de la grandeza de la bóveda celestial y su silenciosa realidad. Tiemblan con la respuesta bárbara de la naturaleza. Conocen la lluvia, la nieve, la furia de los volcanes y la fuerza arrolladora del mar. Ellos, sienten su pequeñez, y desde el terror que les acompaña, aumentado por la adversidad que les causan sus compañeros de aventura, los componentes del que siglos después será calificado como reino animal, comienzan a buscar explicaciones a su devenir. ¿Quiénes? ¿por qué? ¿cómo? Se inicia y desarrolla algo que no es fruto de la fuerza, algo que proviene de una su singular capacidad: el raciocinio, nace la incipiente filosofía. Se reproducen y los más listos deducen, que la forma de sujetar instintos, aplacar pasiones y controlar a los grupos humanos es inventar seres, supuestamente superiores, a los que llaman dioses. La luna y el sol serán adorados como tales. Pronto aparecerán otros muchos, allí con forma humana, allá como animales escogidos, que formarán las mitologías. En todos los casos aparecen unos intermediarios entre los dioses y los seres humanos que se encargaran de conducirnos hacia el bien e interceder para que su cólera sea mitigada mediante la oración y el sacrificio. La oscuridad y el retraso acompañaron a la humanidad hasta que la razón cobra su valor y suaviza la barbarie de la creencia ciega. En España la Inquisición determina la muerte en la hoguera de supuestos herejes. El clero y la Corona aceptan y aplauden la barbarie en el nombre de Dios. Seiscientos años después de los primeros cristianos, un tal Mahoma instaura una nueva ética, nace el Islam. Las costumbres que bendice hoy son tan incomprensibles para el mundo civilizado como eficaces para el mantenimiento de su fe. Cuando El libro de Hawking reabre un viejo debate, la necesidad o no de la existencia de Dios -en la historia del pensamiento reciente abunda la bibliografía que avala la tesis de un ser superior- aparece un 'chulo de Dios', el tal Terry Jones que ha pretendido desprestigiar la bondad del Señor, quemando ejemplares del Corán. Hemos visto al planeta Tierra desde el espacio semejando una bola azul en la que viajamos todos. ¿No les da vergüenza a esos 'chulos de Dios' avivar las diferencias entre aquellos qué como en el famoso anuncio plantean: 'Mi Dios es el bueno, está lavado con OMO? ¿Y si Bibiana Aido dice que Dios no es niño, qué carallo hacemos?

Te puede interesar