Opinión

EL ENFERMO 1.999.999

Permítanme que desdramatice el cabreo que tengo, recordando la canción que interpretaban Cristina y los Stop titulada 'El turista 1.999.999'.


En esta ocasión el número no es tan elevado ni sirve para alegrarse, ya que los 'turistas' son enfermos cuyo destino no es Mallorca, como lo era en la canción recordada, su destino es alguno de los hospitales de Galicia.


Mi cabreo viene dado por la lectura que acabo de hacer, hoy domingo 19, de la portada y las páginas 2 y 3 de este periódico en que colaboro y que contienen una información de tal gravedad que de no ser aclarada suficientemente y con la rapidez necesaria me llevan a sentir un cólico moral ante el recuerdo de haber colaborado con mi voto a tan vasto y basto engaño. Espero no estar en ninguna lista, ni fantasma ni estructural ni estructural pública.


Recuerdo las promesas del señor Feijóo y confieso que le creí. Arreglar el problema sanitario de Galicia, ocultando, maquillando y, tal vez, falseando datos no es el procedimiento, ni político ni moral, deseado. ¿Qué dirá desde su tumba el apóstol Santiago?


Espero que las aclaraciones sean contundentes e inmediatas. Los datos facilitados por La Región son inapelables y me causan un gran dolor.


Espero que tomen nota las agrupaciones 'peperas' de las distintas provincias gallegas que muy pronto se tienen que enfrentar a una próxima cita electoral y sean más cautos y cumplidores en las promesas que nos hagan que, parece ser, lo son sus jerárquicamente jefes.


Es posible que recurrir a la crisis actual sea recurrir a la verdad, pero la posible falta de trasparencia en la gestión no tiene perdón de Dios, ni para el PP de Galicia, ni para Camps, Fabra y Ripoll ?entre otros muchos- ni, por supuesto, para los transeúntes de la acera política de enfrente.


La Sanidad es, tal vez, el tema social más importante y el que menos se presta a que los responsables de 'las cosas públicas' nos oculten, nos engañen y, ni siquiera, osen a tocarnos el clavicémbalo ni los oboes por muy conservadores o progresistas que sean, por supuesto, los concertistas.


Hoy les quería contar con qué alegría tiran el dinero del contribuyente los canales públicos de televisión. La solución, el próximo día. Abur.

Te puede interesar