Opinión

Tristeza, cabreo y paz

Ha muerto una buena persona. Un poco cursi, claro que era argentino. Le conocí hace muchos años. Se llamaba Luis Aguilera y era conocido como Luis Aguilé. Recuerdo la impresión que me causó la primera vez que nos encontramos en los Estudios de Miramar en Barcelona allá por 1967, mil nueve sesenta y siete, diría él. En su vida compuso muchas canciones y tuvo muchísimos éxitos. Los progres, inmensamente tontos, vacíos y rencorosos, no le perdonaron que hubiera compuesto una de las más bellas y emotivas canciones del siglo XX; me refiero a la titulada: ‘Cuando salí de Cuba’, pero estaba dedicada a los gusanos, los cubanos que tuvieron que salir de Cuba cuando el dictador Castro se echó en brazos de la libertad comunista. Compuso diversas canciones ligeras que divirtieron a los españoles y que consiguieron fama internacional. Nos pidió volver a casa esta Navidad, cantó a las chatungas, al tío Calambres y a muchos más pero, pero nunca fue zurdo, como dicen en Argentina y eso es necesario para que la marabunta de tontos le reconociese. Estoy triste, de verdad, lo siento: Luisito era una buena persona aunque no fuese rojo. Descanse en paz.


Estoy cabreao, sería un cursi si dijese cabreado, estoy cabreadísimo con una miembra del Ayuntamiento de Sevilla, concretamente con la delegada de Participación Ciudadana llamada Josefa Medrano de IU que ha prohibido un acto para recordar la obra del escritor y diplomático don Agustín de Foxá -marqués de Armendariz y conde de Foxá-. La intelectual Medrano, que parece pensar con sólo parte de su apellido, ha manifestado que el acto homenaje al citado autor supone una vulneración y falta de respeto a la joven ley de memoria histórica. No dudo de los numerosos valores de la miembra Medrano pero espero que suspenda cualquier acto de homenaje al poeta Alberti por sus versos de homenaje al demócrata José Stalin. Pienso que lo mejor, y en el sentido político, es mandar a la citada miembra a transitar victoriosa por el conjunto de abono orgánico que diariamente producimos los españoles. Por último estoy, madre mía como estoy por las cosas que pasan en el mundo.


Si la guerra preventiva me perturbó, la paz preventiva que acaban de instaurar como premio los dispensadores de los Premios Nobel, me hace sentirme realmente pasmao. Pienso que, los hermanos mayores, han tendido a Mr. Obama una de la más exquisita, delicada y perversa trampa saducea. Atentos a la maniobra.


¡Ah! y dentro de la política de nuestra provincia, pronto una grata noticia. Permanezcan atentos al televisor.



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