Opinión

Extraña estrategia de Vox

Cuando algo se repite deja de ser casualidad para convertirse en tendencia. Cuando Pedro Sánchez, en razón de algunos de los escándalos políticos que se le acumulan, está en horas bajas ante la opinión pública, algún dirigente de Vox irrumpe en el escenario creando una polémica que distrae al personal y facilita a Sánchez una vía de escape o cuando menos un alivio en la presión de los medios. Es un hecho recurrente.

Tenemos un ejemplo en las últimas declaraciones de Santiago Abascal en Argentina en las que aseguraba que llegará un momento en el que los españoles querrán colgar por los pies a Pedro Sánchez. Una barbaridad. Palabras del todo rechazables. Impropias de un dirigente político en cualquier contexto político. Más si cabe en el actual. Porque esta semana se ha iniciado en el Congreso el debate parlamentario sobre la proposición de ley de amnistía y es el asunto sobre el que cumplía colocar los focos informativos tanto por la trascendencia que apareja el asunto -se trata de un pago vergonzoso exigido por los golpistas catalanes, que si la ley sale adelante verán como se borran todos sus delitos-, como por el escándalo que acompaña una iniciativa que según recientes encuestas rechaza el 70% de los ciudadanos.

Era y es una cuestión política de suma importancia que está siendo preterida en los medios en razón de las declaraciones de Santiago Abascal. Se dirá que algunos medios afines al sanchismo -que son muchos- no necesitan una excusa para disimular o rebajar el rechazo que genera la ley de amnistía en amplios sectores de nuestra sociedad. Es cierto, pero contar con una percha informativa como las palabras del líder de Vox, les facilita el trabajo. Lo último ha sido estas declaraciones pero en esa tendencia a acudir en auxilio de Sánchez cuando está en apuros -cabe suponer que más por irreflexión que por cálculo- llueve sobre mojado. La semana pasada tuvimos otro ejemplo cuando, en ocasión del Día de la Constitución, los diputados de Vox no participaron en los actos institucionales que se celebraron en el Congreso. Su ausencia coincidió con el boicot a dichos actos -un año más- por parte de los representantes parlamentarios de los partidos separatistas que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez, apoyo con el que aspira a seguir contando a lo largo de la legislatura.

Los ausentes -Bildu, ERC, Junts, PNV y BNG- se declaran enemigos de la Constitución y escenifican esa posición ausentándose de los actos institucionales que renuevan el compromiso de la mayoría de los españoles con la Constitución. Que quienes sostienen al actual Gobierno sean estos partidos contrarios al actual sistema parlamentario es un hecho que otorga sentido a la crítica a las alianzas de Sánchez. Pero la ausencia de los diputados de Vox otorga un argumento a los medios afines a la causa sanchista para diluir la crítica. Y venimos de atrás donde, en no pocas ocasiones, la estrategia de Abascal y los suyos pasa por erosionar al Partido Popular sin apreciar -o quizá sí- que su modo de hacer oposición a quien favorece es a Pedro Sánchez. Se diría que más que contribuir a forjar con seriedad una oposición creíble, la cúpula directiva de este partido no aspira a más que conservar un pequeño grupo parlamentario que les resuelva la vida a unos cuantos. Curiosa forma de entender la política.

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