Opinión

La foto de la infamia

APedro Sánchez hay que reconocerle una disposición especial para asumir sin inmutarse todas sus contradicciones. Disposición que también podría etiquetarse como una falta de escrúpulos patológica. Obviando que se había comprometido a traer a Carles Puigdemont a España para ser juzgado -le había llamado ‘el Le Pen español’- envió al diputado Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE, a entrevistarse en Bélgica con el prófugo. Obtener visibilidad, abandonar la condición de paria de la política que lleva seis años eludiendo una orden de detención, era una parte del peaje exigido por Puigdemont para negociar el apoyo de los siete diputados de Junts a la investidura presidencial de Pedro Sánchez.

El encuentro despeja definitivamente las pocas dudas que flotaban en el aire acerca del apoyo de los separatistas a cambio de la concesión de una amnistía a los procesados por el golpe del “procés”. El comunicado en el que el PSOE da cuenta del encuentro se refiere a Carles Puigdemont como el “president”, una concesión más a quien en un acto de flagrante deslealtad siendo como era la primera autoridad del Estado en Cataluña quebró el ordenamiento legal proclamando la República catalana tras haber avalado la celebración de un referéndum ilegal.

La foto del encuentro es un eslabón, uno más, de la cadena de exigencias que está asumiendo Pedro Sánchez con tal de seguir siendo presidente del Gobierno al precio de pasar por cuantas condiciones impone un individuo que de manera tan poco gallarda huyó de España escondido en el maletero de un coche para hurtar la acción de la justicia.

Sánchez reconoció el sábado ante un Comité Federal del PSOE transmutado en espejo norcoreano de la sumisa realidad de los dirigentes actuales de este partido que la amnistía es el peaje a pagar por la investidura y lo iba a pagar “en nombre del bien de España”. No hay precedente de un descaro semejante en quien en su día prometió cumplir y hacer cumplir la ley comprometiéndose a poner a Puigdemont ante la Justicia.

Es una humillación ceder a la exigencia de los separatistas que reclaman que se reconozca como legal el referéndum unilateral y por lo tanto ilegal del 1 de Octubre del 2017.¿Por qué? Pues porque cuestiona la impecable actuación del Tribunal Supremo que enjuició y condenó los políticos separatistas por sus actos de sedición y de malversación. La foto de Puigdemont con el secretario de organización del PSOE -para la ocasión recadero de Pedro Sánchez-, proclama la indignidad del arribista que carece de escrúpulos y es capaz de cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. La puesta en escena con Junts anticipa que también tiene amarrado el pacto con los otros grupos antisistema cuyos representantes en el Congreso se ausentaron en el acto de la jura de la Princesa Leonor. Pero es lo que tenemos. El anuncio de la sesión de investidura está al caer.

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