Opinión

La gran incógnita gallega del 23J

Superará Sumar al Bloque? He ahí la principal, y casi la única, incógnita electoral por despejar en Galicia a día de hoy. No hay casi nadie que dude de que las elecciones del 23-J las ganará el Partido Popular de Feijóo y Rueda, no de calle, pero casi, con un amplio margen sobre la segunda fuerza, que seguirá siendo el PSdeG de Formoso, Besteiro y Miñones. No parece probable que los populares dupliquen en escaños a los socialistas, si nos atenemos a lo que predicen las encuestas serias. Sin embargo, la victoria de los conservadores volverá a ser clara, a diferencia de lo que sucedió en 2019, cuyos dos procesos electorales que no fueron lo que se dice propicios para el PP gallego. Los populares juegan con ventaja, porque al fin y al cabo el candidato a la presidencia del gobierno de España es un gallego ejerciente, que fue presidente de la Xunta durante casi tres lustros. Eso sin contar el viento de cola que sopla a favor del centro derecha.

Hay análisis demoscópicos que dan por seguro que Sumar obtendrá en el conjunto de las cuatro provincias gallegas más votos que el BNG. Otros apuntan a un empate técnico, con más o menos el mismo apoyo de los electores y un par de escaños -por A Coruña y Pontevedra- para cada uno de dos fuerzas situadas a la izquierda del PSOE y que, eso nadie lo niega, pescan en los mismos caladeros electorales, en el ámbito del nacionalismo y el rupturismo. Aquí en Galicia, Sumar es Yolanda Díaz y los restos del Podemos menos pablista. Fue la actual vicepresidenta del Gobierno la que hizo y deshizo en lo que a candidaturas se refiere. Por consiguiente será ella quien, con todo el derecho, se atribuya en gran medida éxito, si lo hay. Pero también tendrá que asumir personalmente en su caso de un tropiezo o un fiasco demoscópicamente improbables.

El problema del Bloque es que, para motivarse, se autoimpuso unas expectativas muy altas. Se marcó como objetivo para el 23J obtener un grupo propio en el Congreso, para lo cual tendría que obtener cinco diputados. Si al final consiguen tres escaños, que sería repetir su mejor resultado histórico en vez de ser percibido como un éxito, podría verse como un cierto fracaso, cuando ellos mismos dicen estar claramente al alza y con las máximas aspiraciones. Y menos de tres vendría a ser un serio revés, sobre todo, y esa es la clave, si empatan con Sumar, con todo lo que el BNG de Ana Pontón tiene detrás, con su potente implantación territorial y con el respaldo de destacados personajes en su día vinculados a Podemos, a Anova o a En Marea. Porque el partido de Yolanda Díaz no tiene historia, ni trayectoria, ni apenas estructura en Galicia. Por ahora solo es una marca.

Ya se sabe que cada elección es distinta. Las generales no son las municipales, ni las autonómicas. Y también los contextos son cambiantes. Aun así, inevitablemente, si el 23J el Bloque se queda muy lejos de sus aspiraciones, habrá quien, de forma más o menos interesada, tanto dentro como fuera de la organización, considere el resultado un serio traspiés que apuntar en el debe de Pontón y su equipo. Del mismo modo que a algunos no les han de faltar razones para empezar a dudar de que el frentismo vaya a estar en condiciones de encabezar la alternativa frente al PP en la Xunta, a de menos de un año para las elecciones gallegas. Más aún con Sumar pisándole los talones o adelantándole. Algo así hace tres o cuatro meses era impensable. Pero es que en la política de hoy hay que acostumbrarse a escenarios muy cambiantes. Y a escasas certezas.

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