A alguien mínimamente avisado no debería sorprenderle que Lara Méndez se embarque en la incierta aventura electoral a la que se enfrenta su mentor. Nadie más besteirista que ella. La hasta hoy alcaldesa de Lugo se lo debe todo y más a José Ramón Gómez Besteiro, que fue quien desde el principio impulsó su carrera. La hizo vicepresidenta de la Diputación y estaba previsto que accediese a la presidencia, cuando él saltó a la política gallega. La expectativa se truncó por aquel tsunami que provocó la jueza De Lara con sus investigaciones sobre presunta corrupción que, aunque quedaron en casi nada, se llevaron por delante al propio Besteiro y a Xosé Orozco. Nada de presunción de inocencia. Por imposición de la marea lucense y del BNG, el entonces regidor lugués tuvo que ceder el bastón de mando a Méndez e irse a su casa. Y hasta hoy.
Cabe suponer que no haya sido la alcaldesa la que se ofreció a sacrificarse. El renacido Besteiro ha debido hacerle a Lara Méndez una oferta que, aunque solo sea por lealtad, no pudo rechazar. También habrá aceptado por sentido de la responsabilidad, por lo mucho que se juegan los socialistas gallegos en este envite. A ella no se le escapa que suelta un pájaro que tenía en la mano por una apuesta más que incierta. Solo tiene garantizado ser diputada autonómica. Asume, dicen los suyos, que a la hora de la verdad, aún yendo de segunda en la lista, ella va ser de facto la cabeza de cartel del PSOE por Lugo. Así, con la retaguradia cubierta, al número uno le será más fácil enfundarse el traje de presidenciable ante el resto de los gallegos.
Si quiere seguir vivo y en la primera línea de la política, Besteiro ha de cosechar un buen resultado en Lugo, su provincia -que no su feudo- y la circunscripción por la que ha decidido presentarse. También por eso tira de Méndez. Igualar el resultado de 2020 o conseguir un solo escaño más -que es lo que a día de hoy predicen las encuestas- sería un fracaso. No sólo personal y de la actual dirección del PSdeG. También de Ferraz y la Moncloa, en la medida en que han depositado en él toda la confianza y van a poner mucha carne en el asador. Tal y como está el ruedo nacional, y por lo que se juegan unos y otros, que le haya ungido Pedro Sánchez supone para Besteiro una responsabilidad añadida que, en lugar de ayudarle a levantar el vuelo, puede suponer ser un lastre que con el que, visto lo visto, no parece dispuesto a cargar en solitario.
