Opinión

Albert Rivera pone condiciones

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, realizó un movimiento táctico muy interesante la pasada semana cuando anunció que su partido presentaría una moción de censura contra Quim Torra cuando el presidente de la Generalitat, lejos de condenar o criticar a los siete miembros de los CDR acusados de delitos graves detenidos por la Audiencia Nacional, se solidarizó con ellos.

Ciudadanos, que renunció a presentar a Inés Arrimadas a la investidura pese a ser la candidata más votada en las últimas elecciones autonómicas catalanas porque no iba a conseguir los votos necesarios, realiza ahora la presentación de la moción como carta de presentación de su nueva portavoz en el Parlament, Lorena Roldán, en lo que será su puesta de largo.  Que la iniciativa tiene un componente electoral está también fuera de toda duda después de que Ciudadanos se haya quedado descolocado desde el momento que triunfo la moción de censura sobre Mariano Rajoy, y de que en las elecciones de abril sus expectativas de sorpasso quedaran defraudadas y eligiera la vía de declararse incompatible con Pedro Sánchez.

Si tras esas elecciones Rivera negó cualquier posibilidad de facilitar la formación de gobierno por apoyo o abstención, y mantuvo una actitud refractaria a entrevistarse con el líder socialista aunque fuera convocado en La Moncloa, ahora es él quien demanda a Sánchez una reunión urgente “de Estado” para que los socialistas catalanes pasen de la abstención al voto a favor de su candidata en la moción de censura, y condiciona a ese apoyo cualquier otra posibilidad de acuerdo en el futuro si no se consensua antes la política a aplicar en Cataluña. Rivera insiste en que el líder socialista se encuentra al lado de Torra y Otegi y enfrente de Ciudadanos pese a que desde el Gobierno no se hace más qué mandar avisos al Govern sobre su obligación de cumplir con el Estatut y la Constitución. Pero el discurso preestablecido resulta muy difícil de variar.  

Rivera, como siempre, se pone la venda antes de la herida porque ha sido el propio Sánchez quien ha manifestado que cualquier medida excepcional que haya que aplicar en Cataluña tras la publicación de la sentencia del “procés” deberá aprobarse por consenso.

Que Ciudadanos necesitaba un revulsivo para la campaña electoral ante el 10-N es otra evidencia, ante la tendencia ascendente del Partido Popular y la curva descendente que dibujan las encuestas para el partido naranja. Por ese motivo, entre otros, vuelve a tratar de tomar la iniciativa con Sánchez intentando simular que es el verdadero líder de la oposición por delante de Pablo Casado, apareciendo como el adalid del constitucionalismo y de la adopción cuanto antes de algún tipo de medida como la aplicación de la ley de Seguridad Nacional -sobre la que existen dudas razonables de que pueda ser utilizada para para tomar el control de los Mossos d'Esquadra- o “lo que haga falta”.

Albert Rivera cuenta con el apoyo de Casado en su presión sobre Sánchez en busca de su voto favorable en la moción de censura, que para ambos es como la prueba del algodón de su ruptura con los independentistas.   

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