Opinión

Asuntos catalanes

Estos son algunos de los asuntos catalanes dilucidados los últimos días.

Como Moisés, no guiará a su pueblo a la tierra prometida. Artur Mas ha sido obligado a dar un paso al lado para que se pueda cumplir “la voluntad de un pueblo” que el mismo proclamó justo cuando comenzaba su declive. Si, en el caso de Moisés, no están claros los motivos por los que Yahvé le impidió cruzar el Jordán, en el caso de Artur Mas sí lo están los pecados por los que le han hecho pagar: corrupción, pujolismo, austericidio y recortes, que han llevado a su estado mayor en JxS a recomendarle que dejara paso franco, que se sacrificara para salvar el proceso independentista.

Nada está acordado hasta que todo está acordado. El acuerdo llegó sobre la bocina. Es un sistema de negociación sobradamente acreditado. La presión del reloj obliga a cerrar el acuerdo y a las cesiones de último minuto. Se trata de que todos puedan salvar la cara, pero las consecuencias de las contradicciones no tardan en aflorar. Todo lo ocurrido entre el 27-S y la última semana han sido fuego de artificios hasta llegar al momento de la verdad, al paso de decisión, y en ese momento lo que se ha impuesto ha sido…

La lógica independentista. Nunca los independentistas catalanes se van a encontrar con una situación tan favorable para sus intereses, con una mayoría de escaños en el Parlamento catalán con el que tratan de hacer olvidar que perdieron el plebiscito, y que lo han vuelto a perder en las elecciones generales. Por eso se han conjurado para evitar la repetición de las elecciones catalanas ante el temor de cosechar peores resultados de los que ahora les permiten mantener la ficción de contar con un mandato democrático para iniciar la desconexión de España. La investidura de Carles Puigdemont evita una nueva consulta a la ciudadanía que daba pánico a los independentistas tras los resultados del 20-D, que demuestra una sui generis interpretación de los mandatos democráticos. Se ha impuesto el ‘seny’ independentista, el que mantiene a Cataluña en rumbo de colisión con la Constitución de la que emana su legitimidad.

El mal menor. Ahora más que nunca Artur Mas es un cadáver político, una pieza de caza mayor que se ha cobrado la CUP, pero que ya estaba amortizada. Sus dirigentes pueden afirmar que han apartado una piedra del camino, pero la sensación es que han sucumbido a las presiones de JxS y su única defensa es que han escogido el mal menor, cumplir con la investidura de un político de CDC –el mismo partido causante, a su juicio, de todos los males sociales de Cataluña- para salvar el proceso independentista. Las consecuencias internas para la CUP por su apoyo a un gobierno de JxS pasan a ser un asunto menor que ya se encargarán ellos de manejar.

Respuesta institucional. Rápida y más contundente que otras del mismo tenor, con la advertencia expresa de “no dejar pasar ni una”. Gobierno, PSOE y Ciudadanos se encuentran en la misma línea, y Podemos hace equilibrios sobre el alambre. Pero una vez más a la espera de que el nuevo Govern catalán dé pasos que obliguen a actuar. Aprovechando la coyuntura se incrementa la presión sobre el PSOE para un gobierno de gran coalición tácito o expreso: todavía queda mucho tiempo de margen.

Y diálogo. Solo hay una forma de resolver el expediente catalán, y el problema territorial que existe: sentarse a debatir y acordar. Cuanto antes, mejor.

Te puede interesar