Opinión

Las condiciones de C´s

El líder de Ciudadanos (C’s), Albert Rivera, asume que su partido va a desempeñar un papel determinante en la gobernabilidad de Andalucía y ha comenzado a marcar el terreno de juego en el que se van a desarrollar las negociaciones para garantizar la estabilidad política en la comunidad autónoma. Todo sobre la base de los datos que ofrecen las encuestas. Pero si se cumplen las previsiones y el Partido Popular sufre un descalabro, a C’s se le quita un problema de encima porque la aritmética no daría para garantizar un gobierno estable con los populares, y así evita ser etiquetado con el marchamo de ‘marca blanca’ del PP que algunos quieren endosarle, al tiempo que permitirá que gobierne el partido más votado.
La primera advertencia que ha hecho Rivera es que su partido no se va a integrar en gobiernos de coalición, que su apuesta va por los “pactos auditables” y un “programa de reformas” con “calendario”. Si bien es cierto que C’s pone el acento en la regeneración democrática, no lo es menos que todos los partidos que apoyan desde fuera o desde dentro a un gobierno se acercan a él con las mismas pretensiones, que luego la práctica diaria acaba diluyendo. Escarmentados por lo que fueron los ‘tripartidos’ en Cataluña, Ciudadanos no quiere cometer el mismo error y acabar de “comparsa” en un gobierno  en el que tuviera escaso poder de decisión y que le acabaría pasando factura en sucesivas elecciones.
Andalucía es para Ciudadanos un campo de pruebas y  su desempeño en esa comunidad puede ser determinante para su futuro, por cuanto va a tener la primera ocasión de dar la medida de su capacidad de gobernar, pero al mismo tiempo tiene que nadar y guardar la ropa para no hipotecar en Andalucía su futuro en otros lugares donde las elecciones pueden ofrecer otras situaciones distintas de ‘geometría variable’.  Es decir, Ciudadanos apuesta en todos los casos por los apoyos externos, porque su posibilidad de encabezar algunos gobiernos autonómicos o locales es, por el momento,  prácticamente nula. Pero su opción, ser “partido palanca” del cambio no es sino una forma de reforzar el bipartidismo porque electoralmente está muy lejos de dar el paso, a alguno de los dos grandes partidos, lo que si puede hacer Podemos.             
Las condiciones de Ciudadanos están claras respecto a la presencia de imputados en cargos de representación de los partidos con los que se puede ver obligado a apoyar, o la reducción de los cargos de libre designación y otras medidas de regeneración democrática. Pero también corre un riesgo: si sus exigencias son tantas que lejos de favorecer la gobernabilidad la entorpece y aboca a la celebración de unas elecciones anticipadas en breve espacio de tiempo los electores pueden darle la espalda. Amenazar como ha hecho el vicesecretario general de Podemos, José Manuel Villegas, con elecciones en tres meses en el caso de que no se alcancen pactos, es una irresponsabilidad propia de partidos bisoños, al margen de que el PSOE podría escoger otras parejas de baile que, siendo igual de exigentes respecto a la lucha contra la corrupción y la eficacia económica, garanticen la estabilidad, sobre todo una vez que hayan pasado todos los procesos electorales, cuando las políticas de alianzas estén mejor definidas.  

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