Opinión

Decisión sin consulta

La mayor parte de los referendos celebrados en los últimos meses han tenido un resultado contrario al que esperaban sus promotores, Colombia, Hungría, Gran Bretaña… Esa experiencia previa y la decisión de no consultar a las bases que está en el origen del nacimiento de la gestora del PSOE, hacen prácticamente imposible, por falta de voluntad política de los actuales dirigentes socialistas, que la militancia tome la palabra sobre el sentido del voto en la próxima sesión de investidura de Mariano Rajoy.

Después del bochorno del último Comité Federal  y de la defenestración a manos de los barones con mando en plaza de Pedro Sánchez, la mayoría de los miembros de la gestora no se han planteado  ni se van a plantear la oportunidad de esa consulta que sería dar una posibilidad cidiana a Pedro Sánchez de que triunfaran sus tesis después de su muerte - o al menos convalecencia- política. La recogida de firmas para solicitar la celebración inmediata de un congreso extraordinario sigue a buen ritmo, pero será difícil que consiga su objetivo para forzar el cónclave. Y aún así el tiempo juega en su contra porque apenas quedan quince días antes de que se deba proceder a la disolución de las Cortes y convocar nuevas elecciones, que sería el peor escenario para el PSOE, pese a que algunso de los dirigentes socialista de la etapa anterior vienen a decir que es mejor morir de pie en unas terceras elecciones que vivir de rodillas y permitir un nuevo gobierno del PP.

Como, en efecto, la defenestración de Pedro Sánchez se hizo para apoyar con la abstención que gobierne Mariano Rajoy, todos los movimientos de la gestora, de una u otra forma van encaminados a conseguir ese fin que se va a traducir en una división profunda en el seno del PSOE. Aún queda por ver quién será el encargado de defender esa posición ante el Comité Federal –será muy revelador- que, de haberla aceptado desde el primer momento como la única alternativa posible ante los resultados del 26-J, habría sido un aval para Pedro Sánchez y no solo le habría permitido su supervivencia política sino asegurar su liderazgo en el partido. Sin embargo, en estas circunstancias el cambio del voto  de los diputados socialistas va a tener un alto coste político que va a traducirse a corto plazo en las mayores dificultades para gobernar en las comunidades autónomas donde depende de Podemos. Y en unas próximas elecciones por el uso del voto útil contra las políticas conservadoras, a no ser que surta efecto una férrea oposición que obligue al gobierno de Rajoy a negociar y renegociar sus políticas pasadas y futuras.

Pero ahora el PSOE, sea cual sea la decisión que adopte en el Comité Federal, retrasado para tener la coartada de que la falta de tiempo impide de todas las maneras la consulta a la militancia, se encuentra sumamente dividido sin que las apelaciones a la disciplina de voto vayan a surtir efecto y se vaya a seguir a pies juntillas, de concretarse las amenazas de ausencia o voto en contra manifestada por algunos destacados diputados que ya se han expresado en ese sentido y que están dispuestos a pagar la multa que les pueda recaer por el sentido de su voto o por su actitud. Lo que se puede garantizar a priori es que el próximo Comité Federal del PSOE tampoco va a ser una balsa de aceite.           

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