Opinión

Gobierno de mini gran coalición

Las elecciones generales del 28 de abril pueden deparar situaciones inéditas en los 40 años de democracia. Por primera vez se vislumbra la posibilidad cierta de que gane quien gane, como no lo hará con mayoría absoluta ni posibilidad de acercarse a ella, se puede formar un gobierno de coalición, que tendrá como consecuencia que España deje de ser una excepción en Europa donde este tipo de gobiernos son la norma. En la derecha esa posibilidad está más que asumida tras la experiencia andaluza. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, no se cansa de realizar el ofrecimiento al líder del PP que, por imperativo electoral, se niega a asumir esa posibilidad a pesar de que sería inevitable y de que no desdeña el apoyo de Vox, que no se sabe si sería externo o si exigiría entrar en el Gobierno.

En la izquierda, el PSOE no quiere oír hablar de esa posibilidad, habla de un gobierno monocolor si logra situarse en la banda alta de la previsión del CIS, 138 escaños, y trabajar con la geometría variable. Pero la última vez que el PSOE asumió esa fórmula contaba con 165 escaños, Para acercarse a la mayoría absoluta necesitaría el apoyo de Unidas Podemos y confluencias, que no están dispuestos a quedarse fuera del Gobierno si sus votos son necesarios para dotar de estabilidad parlamentaria al próximo Ejecutivo. La posibilidad de un gobierno de carácter netamente progresista, una coalición de socialistas y comunistas, está más cerca que nunca si se cumplieran las previsiones más optimistas del CIS, para los partidos de izquierdas. Desde que Pedro Sánchez volvió a la secretaria general, el PSOE declara que “Somos la izquierda”. Un gobierno así viene precedido de la experiencia portuguesa, que no solo no ha sido traumática sino que ha servido para que el país dejara de estar vigilado por la Unión Europea. Lo previsible es que desde la derecha política y las élites empresariales se desatara una campaña del miedo que elevaría el nivel de crispación ya percibida desde que Sánchez está en La Moncloa.

Sin embargo, y esta sería otra novedad muy plausible que podría darse, es la de un gobierno de mini gran coalición. Han sido numerosas las ocasiones que ante la situación de crisis económica, social y territorial, se ha vuelto la mirada hacia Alemania y su capacidad para establecer gobiernos de "gran coalición"' en los que los principales adversarios políticos, la CDU y el SPD han unido fuerzas para garantizar la estabilidad del Gobierno. No es una decisión fácil por el costo electoral y los problemas internos que provoca en cada partido, pero anteponen los intereses generales a los partidistas.

En nuestro caso no se puede pedir al PP un rasgo de generosidad semejante pero quizá Ciudadanos se vea abocado a entrar en un gobierno de coalición con el PSOE. Una posibilidad que cada vez aparece con más frecuencia en los estudios demoscópicos. No sería un gobierno de gran coalición en sentido estricto entre los dos partidos mayoritarios, pero sí entre dos partidos de los más representativos de la izquierda y la derecha liberal, de la vieja y la nueva política. Su virtualidad sería la estabilidad política, situar las políticas sociales en el eje de la acción de gobierno y minimizar la preocupación por la marcha de la economía. Las dudas surgirían a la hora de abordar el problema territorial.

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