Opinión

Lecciones exteriores

Portugal, Italia, Reino Unido... Tres países que viven y atraviesan por etapas políticas muy distintas de las que los partidos políticos españoles pueden extraer lecciones aplicables a la situación española, bloqueada desde hace cuatro meses.

Una de las excepciones españolas consiste en que es de los pocos países europeos que a lo largo de los últimos cuarenta años no ha contado con una coalición en el gobierno de la nación. Lo más parecido han sido los acuerdos de legislatura firmados con los partidos nacionalistas catalanes y vascos. Pero el PSOE no pudo alcanzar acuerdos con el partido situado a su izquierda por expresa voluntad de ambos. Portugal ahora es un ejemplo en el que fijarse, con un gobierno socialista con apoyo parlamentario de otros tres partidos situados a su izquierda sobre la base de un acuerdo de mínimos. Los socios del gobierno de Antonio Costa tienen la llave de las votaciones. La experiencia portuguesa se estudiará en las facultades de Políticas como en su día la Transición española.

Mientras que Pedro Sánchez s'i ha visitado a su homólogo portugués y hablarían de la experiencia, no hay constancia de que Pablo Iglesias haya hecho lo mismo con los suyos. El PCP que en su día fue el más “zolocotroco” de todos los partidos comunistas europeos occidentales se sumo a desalojar a la derecha del poder de la mano de sus adversarios irreconciliables. El PSOE se apunta a la experiencia portuguesa, y Pablo Iglesias en sus ultimísimas declaraciones sigue apostando por la “negociación integral de equipos” porque duda de que sin su presencia en el Ejecutivo los programas pactados se cumplan. El líder de Podemos no debiera perder de vista que en los gobiernos de coalición la parte menor acaba perdiendo comba en las elecciones siguientes.

Para aquellos que no les sirva la experiencia portuguesa ahí esta el nuevo camino emprendido por la política italiana para desprenderse de un populista tan nocivo como Matteo Salvini, el líder ultraderechista de La Liga, que se ha quedado compuesto y sin las elecciones en las que pensaba arrasar. Salvando las distancias ideológicas es lo que le pasó a Albert Rivera que antes de la moción de censura creía encontrarse a un paso de La Moncloa. Para descabalgar a Salvini y que el país recupere su peso en la UE los “grillinos” del M5S -populistas algo más moderados- y su adversarios casi enemigos del Partido Democrático gobernarán en coalición porque han entendido que su acuerdo es el mal menor frente a una nueva llamada a las urnas dieciocho meses después de la última. Si la experiencia portuguesa entre partidos que se encuentran en el mismo espectro ideológico es un desiderátum en nuestro país, para lograr una suerte de gran coalición a la italiana -más difícil que la Große Koalition- haría falta pedir que los líderes nacionales tuvieran mayor capacidad de sacrificio.

La decisión del “premier” británico de suspender la actividad del Parlamento de Westminster para evitar que le impidan llevar a cabo un “brexit” por las bravas, es una lección esencial de lo que no se debe hacer en una democracia consolidada. Sin la gravedad de la decisión de Jhonson, el Parlament de Cataluña lleva meses suspendido de facto y, pese a la doctrina constitucional, el Gobierno en funciones tampoco es muy proclive al control parlamentario. Los malos hábitos son difíciles de erradicar.

Te puede interesar