Opinión

Nada decidido

Al día siguiente de la constitución de las Cortes y de la elección de la Mesa del Congreso, con la socialista Francina Armengol al frente, es el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo quien tiene amarrados más apoyos para optar a la investidura como presidente del Gobierno, por las idas y venidas de Vox tras su indignación por quedar fuera de ese órgano y ratificar después que está dispuesto a ceder sus votos para facilitar un gobierno presidido por el líder popular.

Feijóo, tras la reversa de Vox, tiene más apoyos porque en el otro bloque, el que necesita los votos de ERC y sobre todo de los del partido del prófugo Carles Puigdemont, no se han sentado a negociar porque están en el momento de la celebración de su éxito, que allana el camino a Pedro Sánchez para que siga en el inquilinato de la Moncloa, y porque se ha entrado en los primeros tanteos de la nueva negociación para la investidura, y aunque se intuya que el acuerdo del jueves se prolongará en lo sucesivo nadie puede garantizar que la cuerda no se rompa si las exigencias de los independentistas catalanes llegarán a una presión inasumible para el PSOE.

A pesar de las voces que se alzan en su propio partido para que Feijóo no se presente a la investidura si no es para alcanzar la presidencia del Gobierno, la nueva decisión de Vox puede animarle a hacerlo, a falta de concretar el precio de ese apoyo que tampoco le saldría gratis, y le obligaría a fijar cuál es el tipo de relación que quiere mantener con la ultraderecha, si la simbiosis o la antibiosis, si la unidad de acción y la asunción de partes del discurso del partido de Santiagto Abascal, o el alejamiento y la ruptura, que en las circunstancias actuales es muy difícil, dada la política de bloques.

El ofrecimiento de Vox permite a Feijóo mantener la esperanza de ser el designado por el rey para la investidura y arrostrar el riesgo de no sacarla adelante, con la derivada de que si triunfa convocará nuevas elecciones, ante la inestabilidad manifiesta con la que tendría que gobernar, y con la intención de llevar a Vox hacia la irrelevancia; pero eso supondría que Sánchez no ha podido atar los apoyos de los independentista catalanes porque no habría cedido a sus pretensiones y tendría un buen anclaje para su campaña electoral. Y tampoco hay que descartar que se vaya a la repetición electoral si los independentistas catalanes imponen el bloqueo, aunque deben estudiar a lo que se exponen dada la progresiva caída de sus apoyos en las últimas elecciones.

Tras el fracaso del PP en la elección de la Mesa del Congreso, las aguas han vuelto a su cauce en el bloque de la derecha, mientras que en el otro bloque, tras la euforia inicial, comienza un nuevo proceso negociador en el que los independentista catalanes ya hablan sin ambages que la “desjudicialización” del ‘procés’ significa exclusivamente amnistía, que se sumará a los compromisos contraídos para la Mesa del Congreso -uso dela lenguas cooficiales en el Congreso, dos comisiones de investigación, que ahora tienen que pasar el filtro de la legalidad. Porque las pretensiones maximalistas de los independentistas tienen que abordarse en el marco de un diálogo que está limitado por los márgenes de la Constitución cuyas costuras se pueden ensanchar, pero no romper en ningún caso.

A día de hoy, Feijóo tiene más apoyos para ser designado el primero para la investidura. Pero queda mucho tiempo hasta que se conozca la decisión de a Felipe VI.

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