Opinión

Nuevos contagios, nuevas medidas

El pasado viernes el Partido Popular anunció que pediría en el Congreso la comparecencia primera del Gobierno, Carmen Calvo para que explicara su labor de coordinación de la crisis suscitada por los contagios del coronavirus. Ha pasado el fin de semana y los populares han elevado el tiro y ahora solicitarán que sea el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, quien ofrezca las explicaciones pertinentes, al tiempo que se quejan de que  no ha atendido la peticiones de reunión de presidentes y alcaldes del PP para abordar este asunto, a pesar de que todas las decisiones que ha adoptado el Ministerio de Sanidad han sido acordadas con las comunidades autónomas, que tiene transferidas las competencias en la materia. Pero en Génova no se resignan a tener un papel secundario en esta crisis.  

La petición de información de carácter político porque consideran que Pedro Sánchez mantiene su tendencia a “no dar la cara”,  quizá no logre el empeño manifestado por Pablo Casado de “no dividir la acción conjunta”, aunque vaya acompañada de un compromiso de solidaridad con el gobierno en el plano sanitario, donde quedan a la espera de las propuestas de los expertos.  Se trata de una decisión adecuada por cuanto la respuesta proporcionada a la gravedad de la epidemia que han mostrado todas la autoridades sanitarias, con una actitud expectante y atenta a aplicar las medidas que se consideren oportunas que superen el grado de contención aplicado hasta ahora, como se realiza en aquellos lugares donde la posibilidad de propagación del virus es lo que ha propiciado que los contagios no se conviertan en una epidemia de pánico. Las decisiones que se adoptaran en las comunidades de Madrid y País Vasco, las más afectadas por el brote, han sido pactadas en el marco de la dirección de emergencias sanitarias que dirige Fernando Simón.

El mantenimiento de la unidad y de la calma entre los responsables políticos es indispensable para que el clima político no contamine la atención sanitaria. Sin duda la crisis del coronavirus va a adquirir un impacto económico importantísimo de difícil evaluación, que supondrá un recorte significativo en el Producto Interior Bruto de todos los países y en el caso español, por la afectación que tendrá en sectores turísticos o industriales.

Y es ahí donde el presidente del PP ha tratado de marcar distancias con el Gobierno ofreciendo una negociación al jefe del Ejecutivo sobre una serie de medidas fiscales, laborales y económicas que son, una vez más, la traslación del programa económico con el que se presentó a las elecciones. Y perdió. Las medidas que ofrece son muy similares a las contenidas en el ‘Compromiso por España’ que ya presentó a Sánchez en su última reunión en La Moncloa. Casado, que pretendía con su ofrecimiento poner en evidencia la inacción de Pedro Sánchez sobre las consecuencias del parón económico, no contaba con que el presidente del Ejecutivo tenía una intervención pública en la que apuntó las medidas que tenía previsto adoptar su gobierno, algunas coincidentes con las del PP y también con las que están adoptado otros países como Alemania. La diferencia sustancial entre la propuesta de Sánchez y la de Casado es que la de aquella se negociará con los agentes económicos y sociales y la del segundo pone de manifiesto que la oferta de diálogo era interesada. Ahora el debate es una cuestión de plazos.

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