Opinión

El susto, el desplome y las incógnitas

El susto viene matizado por otras encuestas que han previsto un escenario todavía más favorable para la nueva formación y por la oportuna filtración del dato que los situaba como segunda fuerza política y que no se ha concretado, pero el hecho es que Podemos es el primer partido en intención directa de voto -17,6%- y el tercero en discordia tras pasar los datos por la cocina del CIS pese a la escasez de ingredientes para su verdadera valoración. Podemos ha metido el susto en el cuerpo a los dos principales partidos nacionales con los que se mide en una horquilla de cinco puntos, y se acerca a punto y medio de un PSOE en el que ha surtido un leve efecto benéfico la renovación en el liderazgo, aunque no ha podido sustraerse a la consideración de que la corrupción es transversal, y aunque haya reaccionado con más énfasis que el PP cuando los escándalos han adquirido carácter de atraco y de tomadura de pelo a la ciudadanía que padece los efectos de la crisis.

El susto de Podemos ha llegado ya a los think tank económicos que comienzan a elaborar informes para sus clientes inversores sobre las consecuencias económicas de un hipotético triunfo de la formación de Pablo Iglesias o de una influencia decisiva en la gobernación del país, que da idea de lo mal que llevan los mercados las decisiones soberanas de los ciudadanos cuando quien puede coger las riendas habla de auditar comportamientos o de limitar abusos.

El desplome más significativo es el del Partido Popular, que según la fotografía del CIS en este momento ganaría las elecciones con el 27,5 por ciento de los votos dejándose por el camino al 17% de los votantes que le auparon a la mayoría absoluta en 2011, y que con respecto al anterior barómetro del mes de julio pierde otros 2,5 puntos. El PSOE, aunque todavía está lejos del 28,7% de los votos que obtuvo en noviembre de 2011, habría comenzado una nueva remontada y obtendría el 24% de los votos. Una recuperación paupérrima del 1% respecto a las elecciones europeas de mayo, pero una subida del 2,7 puntos respecto al CIS de julio después de todo el proceso de renovación en su liderazgo, que le acerca a cuatro puntos del PP, y que va acompañada de su segundo puesto en intención directa de voto con un 14,3%. Su líder, Pedro Sánchez, pese a suspender -3,85- como todos los dirigentes políticos, está mejor valorado que Mariano Rajoy, que obtiene un 2,31, que da munición a los “cobardes anónimos” –Cospedal- que piden un cambio en el liderazgo del PP. Pero para desplome, el de Izquierda Unida que ve como una parte significativa de sus votantes potenciales, un 3,4% sobre los 8,22 de hace tres meses, abandona esta formación para pasan a engrosar el saco de Podemos que en un trimestre ha ganado un más de un 7% de votos.

Las incógnitas son si Podemos va a continuar con este ritmo de crecimiento a lomos de la corrupción de otros –la encuesta fue elaborada sin que hubieran saltado el ‘caso Acebes’ ni el ‘caso Granados’-; si el PSOE y el PP serán capaces de movilizar al electorado que les ha dado la espalda o se ha ido a la abstención; y las maniobras que puedan producirse a la izquierda del PSOE, porque la suma de Podemos e IU se queda a solo dos décimas del resultado del PP en esta ‘fotografía’.

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