Opinión

Tácticas cambiantes

La reunión fallida entre el líder del PP, y el presidente del Gobierno en funciones ha dejado sensaciones encontradas en el seno del Partido Popular, mientras que en el PSOE hay seguridad acerca de la decisión tomada sobre la “ocurrencia” de los dos años de legislatura y cómo debe transcurrir el ínterin hasta la sesión de investidura. El PP sigue sin acertar con la táctica para llevar adelante las reuniones que ha comprometido con el resto de los grupos parlamentarios a los que tiene que pedir su apoyo con una indefinición que demuestra inseguridad sobre el camino a seguir. Que el propio portavoz de los populares, Borja Sémper, reconozca que han pedido el apoyo al PSOE para derogar el “sanchismo” con Pedro Sánchez dentro es síntoma de su desconcierto. 

Al menos en esta ocasión el “bisoño” Feijóo cuenta con el apoyo, matizado, de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuyas diatribas e invectivas al PSOE van en la dirección contraria de intentar atraerlo a una serie de pactos de Estado. Tras el portazo que Feijóo ha recibido a su oferta de reunión por parte de los partidos independentistas, y la decisión de Sumar de que el encuentro sea entre portavoces parlamentarios al PP le queda concretar la reunión con la dirección del PNV, a dónde le ha redirigido el lehendakari, Iñigo Urkullu, en cumplimiento de la división de poderes dentro de este partido bicéfalo, con quién ha hablado dada su relación personal. Pero no habían pasado ni veinticuatro horas de la conversación telefónica y Urkullu se descolgó con una propuesta de revisión del modelo territorial dentro de la Constitución, con el fin del reconocimiento de la plurinacional del Estado. Una perspectiva que chirría con el ideario de los populares, que para los constitucionalistas suponen una imposible cuadratura del círculo. y que desde el PSOE se ha recibido como una aportación al debate que no se corresponde con la suya. Al menos en la iniciativa de Urkullu subyace la idea de “lealtad recíproca” uno de los conceptos básicos en cualquier Estado federal, a la que los nacionalistas no suelen hacer mención. Algo es algo.

El PP ahora no parece tener prisas en mantener reuniones con aquellos partidos que le han comprometido su apoyo, encuentros que se presumen fáciles con UPN y Coalición Canaria, y menos con Vox que puede considerar incompatible reclamarle sus votos y luego buscar el partenariado con el PSOE para formar un gobierno monocolor con su apoyo externo. Ahora que ha recibido el portazo de Pedro Sánchez lo más relevante de este largo periodo hasta la sesión de investidura es conocer cuál será la relación que establezca el PP con la ultraderecha. Y por supuesto, la reunión que mantenga el PP con Junts. En este caso el PP ya sabrá cuáles serán las demandas del propio Carles Puigdemont que dará a conocer el próximo martes. Su esperanza es que sean tan exageradas que el PSOE no pueda asumirlas y se vaya a una repetición electoral. En cualquier caso, esa foto tendrá un coste político y no convence a todos los dirigentes populares, que dudan del rédito que puedan obtener.

Otro cambio táctico del PP deriva de los sucesivos portazos de los presidentes autonómicos que no son del PP a entrevistarse con Feijóo. De haber propuesto una incongruente reunión con cada uno de los presidentes autonómicos en relación con su investidura, se ha pasado a promover un acto de partido sólo con sus “barones”.

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