Opinión

El voto útil

Como en todas las campañas electorales, en la que empieza hoy en Andalucía, ha aparecido el llamamiento al voto útil. Este solía ser un argumento utilizado por los partidos situados en la izquierda del espectro político para tratar de hacer mella en el dominio monolítico que el PP ejercía en el centro derecha. La aparición de Podemos y la extensión de Ciudadanos fuera de las fronteras catalanas han hecho que ahora sea el partido de mariano Rajoy, quien realice este llamamiento para evitar el reparto del voto con el partido de Albert Rivera, que aparece como el beneficiario de buena parte de los escaños que las encuestas pronostican que perderá la candidatura de Juan Manuel Moreno.

El voto útil es un recurso fundamental en tiempos de cambio, habitualmente para consolidar mayorías, en momentos en los que las fuerzas están muy igualadas. Pero este no es el caso de Andalucía, donde la tendencia de todas las encuestas señalan que el PSOE vuelve a ser el partido más votado, lejos eso sí de la mayoría absoluta, y vaticinan una caída sustancial del PP que puede perder una cuarta parte de los escaños de los que dispone en la actualidad. Además, quien pide el voto útil y no alcanza la mayoría prevista suele estar abocado a pactar con aquel al que le ha quitado parte del electorado.

A expensas de lo que ocurra en estos quince días de campaña en Andalucía, de la incidencia que tengan los debates electorales que se celebren, en formato a tres entre los representantes de las fuerzas que actualmente tiene presencia en el parlamento andaluz, y sin que parezca que la sucesión de escándalos relacionados con los procesos judiciales de los ERE y los cursos de formación o el hecho de ser la comunidad autónoma con las tasa de paro más alta, que a la vista está sigue sin pasar facturas a los socialistas, estos mantienen el tipo con una previsible pérdida mínima de escaños pese a la aparición de ‘morados y naranjitos’, en el despreciativo lenguaje que utiliza el portavoz parlamentario popular, Rafael Hernando, como si a estas alturas ese tipo de descalificaciones fueran a hacer mella en quien tiene decidido el voto de castigo hacia el Partido Popular. Un castigo a medio camino entre la elección de un líder al que no le ha dado tiempo de forjarse su propia imagen y la protesta contra la gestión de la crisis económica del gobierno central, que ahora sí puede comenzar a transitar el mismo camino que otros gobiernos que han tenido que abordar la crisis económica y que en ese empeño se han dejado todo o parte del poder que atesoraban.

Rafael Hernando ha realizado el llamamiento al voto útil para su partido mirando exclusivamente a Ciudadanos convertido en su principal adversario, pese a que en otros lugares, en las siguientes elecciones de ámbito nacional, pueden ser su tabla de salvación, gracias a la rapidez con la que al día siguiente de las votaciones se olvidan los agravios e insultos previos, cuando de tocar poder se trata. Al resto de los partidos el voto útil no les hace falta. Mucho tendría que recaudar el PSOE para llegar a la mayoría absoluta, mientras que Izquierda Unida bastante tiene con tratar de amarrar a los votantes que le quedan. Los ‘nuevos’ antes que el voto útil, tienen que saber con cuantos votos propios cuentan.

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