Opinión

Es evidente

Es evidente que muchas veces se mata en nombre de dioses o religiones. También resulta normal escuchar aberraciones como “limpieza étnica” o “atentado terrorista” o “muerte por daños colaterales”… Le ponemos tantos adjetivos al mal que acaba revistiéndose de convencionalismo, así disimulamos la vergüenza que nos produce contemplarlo, sabiéndonos instalados en el polo negativo de la pila.

Un claro ejemplo son los “telediarios”, cuyas noticias negativas ocupan más de 90 % del espacio. ¿Se imaginan que la realidad fuese así, que cada día al salir a la calle, de las 10 cosas que te ocurren 9 fuesen malas? Quitando los documentales –en los que, por cierto, gana peso el fotograma del momento depredador-, pocas cosas vemos en televisión que destaquen aspectos positivos (o normales) de la convivencia humana. Dicen que eso no vende. Es evidente. También si encerramos a una persona en un sótano a oscuras durante veinte años, cuando salga tendrá mermadas sus facultades físicas y psíquicas. Es evidente.

Dicen los expertos que los medios de comunicación dan al público lo que quiere. ¿De verdad los ciudadanos hemos elegido hacer de la tragedia un entretenimiento?, o es que, quien sea, nos ha entrenado en esa aceptación de lo dramático para que lo normal en la vida sea contemplar penurias y no alegrías… También puede que nos venga de serie en el ADN.

Otras opiniones científicas dicen que el ser humano es bueno por naturaleza, y que las guerras que provoca, las peleas, las envidias, la incomprensión o la insolidaridad son fruto de la experiencia vital, de transitar de niños a mayores sin recargar la batería de la tolerancia.

Tantas cosas son evidentes… No hace falta irnos al lado oscuro para comprender que es evidente hablar del tiempo en el ascensor, o desear estar sanos, o querer que nos toque la lotería, o incluso, que haga calor en verano y frío en invierno, eso también es evidente.

¡Bendito latiguillo lingüístico! La mejor terapia psicológica para conformarnos economizando explicaciones. Tú dices: “Es evidente”, y ya está. Se acepta. Aunque reafirmes la mayor barbaridad, hallarás concordia. Yo propongo que en las escuelas se enseñe esta frase antes que las vocales. Los niños deben ir agarrándose desde pequeños a los salvavidas que permiten nadar y guardar la ropa. Es evidente que “es evidente” es la mejor manera de aceptarnos como seres humanos, con nuestros defectos, que son muchos, y nuestras virtudes, que aún son más, a pesar del “telediario”.

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