Opinión

Las cesiones de Sánchez a Junts y ERC, una parodia nacional

Han convertido la política de España en una parodia con agentes interpuestos. No es el PSOE quien negocia con Junts y ERC. Es el mismísimo Gobierno que lanza como batidores a destacados elementos “del partido del Gobierno” ¿O no? Los batidores son los soldados de caballería que, en los desfiles, van abriendo el camino al resto de la tropa. ¿Acaso para qué se negocia y con qué previsibles consecuencias y quién habrá de asumirlas? Pero la trama deviene en vodevil, en una charlotada, como no deja de serlo que esa negociación, insisto del Gobierno, en el extranjero, con sus dos principales consocios, se admita no uno, sino dos mediadores, verificadores, intermediarios o lo que sean, cada uno por su parte. Es que da la risa y máxime cuando se justifica como hace Zapatero, diciendo que los partidos son libres de reunirse y hablar, ya fuera en la luna. Pero aparte de que, en este caso, es una imposición en los respectivos contratos de compraventa de los votos para seguir en la Moncloa, el propio beneficiario nos decía antes que para hablar de estas cosas está el Congreso de los Diputados, ya que los negociantes son partidos que calientan escaños en ese mismo lugar. 

Puigdemont y Junqueras han ganado una baza importantísima: el reconocimiento internacional de que su caso es tan importante como la guerra entre el narcoterrorismo de las FARC y el débil Estado colombiano-. El Estado español el que ha cedido al elevar al rango de iguales, como quiere el independentismo, a una región, territorio o comunidad autónoma que reclama ser un Estado soberano. Es preocupante el silencio de otros de los contratantes. Me refiero a Bildu, sí hombre, aquella “línea roja intraspasables del no es no y si quiere se lo repito cien veces”. ¿Qué se ha negociado con estos y por qué no se dice? ¿O es que han regalado sus votos a Sánchez? Claro que no. La última vez que Otegi largó sobre el asunto dijo que había que aprovechar la ocasión de dependencia en que se hallaba el presidente para avanzar en sus objetivos, el reconocimiento de la nación vasca, que sus compatriotas, del partido fundado por Sabino Arana, el PNV, se han sumado al carro de la victoria, y exigen su propio referéndum de independencia.

Una expresión plástica del tiempo vivido es que se hayan congregado en el mismo ministerio las especificas competencias de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, al tiempo que. desde el propio Gobierno, y pese a sus muchos peones colocados, está en marcha una ofensiva descarnada contra la propia independencia y prestigio de los jueces en general. Y si lo de los dos valedores es ya de tragicomedia, la acusación contra la imparcialidad de los jueces, que aplicaron la ley, por parte de quienes la vulneraron, supone todo el desmoronamiento del concepto mismo de lo que es un Estado. Aparte de que establecer una especie de tribunales populares, dada la mayoría que respalda a Sánchez, para juzgar a los jueces mismos es la trastocación total del esquema ordinario sobre el que se asienta el Estado mismo. Y ya metidos en el asunto, el edecán principal de Sánchez, el poliministro Bolaños miente con un descaro del que es ya reputado maestro sobre si en Europa preocupa o no lo de la amnistía. Por cierto, que este asume ya una nueva función, la de emisario del propio Gobierno para negociar con ERC nuevas concesiones, sin duda, con el asunto del referéndum sobre la mesa, con la tutela de otro verificador.

A propósito, por cierto, del encaje de la amnistía esa en el marco de la Unión Europea, donde existe especial sensibilidad con respecto al delito de malversación de caudales públicos, analistas alemanes se preguntaban que puede pensar un ciudadano medio de la República Federal, tradicional contribuyente neto a la caja común, de que en uno de los países receptores de lo que él aporta en impuestos, se perdone a quienes hicieron uso indebido del dinero que salió de su bolsillo, que lo malversaron. Se preguntan qué pasaría en la República Federal si la máxima autoridad de un territorio convocara un referéndum ilegal, proclamara la independencia y huyera al extranjero. 

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