Opinión

El independentismo persevera y Sánchez considera un éxito sus cesiones a Cataluña

Pedro Sánchez acaba de justificar sus acciones en beneficio de la impunidad de los sediciosos de Cataluña, quienes, pese a las medidas de gracia que les fueron otorgadas y la supresión del delito que cometieron, según el Código Penal que les fue aplicado, ni dieron señal de arrepentimiento ni de haber modificado sus objetivos de lograr la independencia. No en vano, la primera acción de la nueva presidenta del Parlamento de Cataluña, Anna Erra, ha sido visitar al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, que permanece huido en Bélgica desde que hace cinco años y medio para eludir la acción de la Justicia tras iniciar el proceso para declarar la independencia de Cataluña en octubre de 2017. El partido de ambos, Junts, ha dado cuenta del resultado se la reunión. Erra ha prometido Puigdemont que trabajará para “que pueda volver libremente a Cataluña”. No ha sido una reunión protocolaria, sino de trabajo. Hemos analizado la situación política catalana, los próximos retos que tenemos como país y las estrategias a seguir para culminar el mandato del 1-O”. O sea, que está claro. Ese es el objetivo. La presidenta del Parlament quiere trabajar por recomponer “la normalidad institucional” y ha justificado su visita para “reconocer su tarea institucional y política a favor de la independencia de Cataluña”. 

Y mientras todo esto sucede, Sánchez ha dicho en su entrevista con Alsina: “He tenido que tomar decisiones muy difíciles, muy arriesgadas y muy complejas”. Y se reconoce que ciudadanos que en el 2019 votaron al PSOE, y que no lo harán el próximo 23 de julio, “precisamente por los indultos que hice a los líderes independentistas. Pero la política está para resolver problemas y aportar soluciones, no para dar rienda suelta a las venganzas de nuestras propias pasiones”. Y llega a decir que Catalunya así, hoy no es una de las principales preocupaciones de los ciudadanos españoles, como sí lo era cuando llegó a la Moncloa en el 2018. Uno de sus tics favoritos, que choca con la realidad, es que el conflicto catalán está amortizado y que en toda España se cumple la Constitución. Hasta el presente, el 84,27% de los ayuntamientos de Cataluña no izan la bandera de España en su fachada, según un informe elaborado por la entidad constitucionalista Impulso Ciudadano. En total, sólo 149 ayuntamientos de los 947 que hay en Cataluña exhiben la bandera española en su fachada, como está establecido con respecto a izar la bandera nacional en las instituciones. Además, según el informe, en 14 comarcas catalanas no hay ningún ayuntamiento en el que ondee la bandera española. Todo esto, en el recuento de Sánchez es “plena normalidad”.

Sánchez y su entorno insisten en que con sus medidas lograron la pacificación de Cataluña y, lo más insólito, acusan al PP de haberlo provocado al “judicializarlo” aplicando el 155, con el que estuvieron entonces de acuerdo. Es curioso que Sánchez tomara el propio lenguaje de los que antes de ser presidente consideraba autores de un delito de “rebelión” y dijera que era contrario al indulto a los sediciosos. Claro que en esa línea llegó a decir que, si para llegar a la Moncloa tuviera que elegir entre sus principios y contar con el apoyo de los independentistas, optaría por sus principios. Claro que ahora manifiesta: “Tomé decisiones difíciles, los indultos lo fueron. Es verdad que hubo muchos votantes del PSOE y muchos españoles que no comprendieron esa decisión. Pero la situación hoy en Catalunya nada tiene que ver con el 2015, ni con el 2017, ni con el 2019, cuando nos presentamos a las elecciones con los contenedores incendiados en Barcelona”. De sus palabras se desprende que estas acciones no se dirigían contra la Constitución, sino contra el Gobierno del PP, por lo visto, responsable del conflicto. Y añade que, gracias a sus medidas, en Cataluña se cumple la Constitución. Y por lo que dice, el que el Gobierno de Rajoy aplicara la Ley en vigor fue un acto de venganza e incluso insiste en que, pese a que no esté resuelto del todo, el caso ha sido uno de los grandes logros de su Gobierno porque en cinco años “se ha dado un vuelco” a la situación política en Catalunya, tras desinflarse el proceso independentista. La realidad es bien distinta como es evidente.

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