Opinión

Llamar gudaris a los pistoleros de ETA es una infamia

Una de las más procaces desvergüenzas de Bildu y de su mundo es la indecencia de comparar a los pistoleros de ETA con los gudaris que combatieron en los frentes al Ejército de Franco; pero llevan tiempo en ello, y no sólo Bildu, sino del propio PNV al querer blanquear ese periodo de la historia del País Vasco y España y contaminar la escuela con un relato inexacto, mitificado e indecente. Aparte, de que en la propia historia de la infamia se pueden anotar algunos episodios de los propios gudaris del PNV, nada gloriosos en contra de la postura mantenida hasta el final por los propios batallones de la UGT, o las tripulaciones de los “bous” que se enfrentaron a la Armada alzada contra la República, hecho probado y reconocido.

“Gordexola” significa “guardianes del lugar”. Cuando las tropas de Franco avanzaban sobre el País Vasco, desde la lógica de la guerra, el Gobierno de la República ordenó volar los altos hornos de Baracaldo. Cuando los soldados republicanos se acercaron a fueron recibidos con una rociada de balas el tiempo suficiente para la llegada de los soldados de Mola, a quienes las milicias del PNV se rindieron mansamente. Hay un impresionante libro de testimonios de aquel periodo, del que son autores Luis María y Juan Carlos Jiménez de Aberásturi, titulado “La guerra en Euskadi”, que recoge el testimonio de testigos de aquel tiempo. En cuanto a lo del batallón Gordexola y los altos honor queda claro el calificativo que merece: “fue una traición.”

En su libro “Breve historia del nacionalismo vasco”, el abertzale Francisco Letamendía escribe: “Franquistas y alemanes tendrán la grata sorpresa de encontrarse, a la caída de Bilbao, con un potente mecanismo productivo intacto y listo para satisfacer inmediatamente sus necesidades bélicas”. Se denomina “Pacto de Santoña” al ignominioso acuerdo establecido entre el PNV y el fascismo italiano para abandonar a la República y rendir los batallones vascos en el frente de Santander. Ell acuerdo incluía, además de la rendición total, a cambio de la paz por separado, un simulacro de batalla “para salvar el honor de los gudaris”, pero Franco se negó a aceptar el pacto que, Vaticano por medio, el PNV había firmado con los de Mussolini. Entre los personajes curiosos que se pasó a Franco destaca el capitán de gudaris Alejandro Goicoechea, luego famoso inventor del “Talgo”. Este personaje se pasó a los sublevados con el mapa del cinturón de hierro de Bilbao.

Caído el frente Norte, los prisioneros republicanos fueron recluidos en el penal y el campo de concentración de Santoña. También allí había dos bandos: por un lado, el conjunto de soldados de la República, sin distinción; por otro, los del PNV. Existían dos socorros: uno rojo, para los cautivos en general; otro azul, para los del PNV. Eso sí, los gudaris rezaban todas las tardes el Santo Rosario y frecuentaban los sacramentos.

El PNV y la historia oficial de Euskadi se cuida de pasar por encima de estos y otros episodios vergonzantes. Pero lo de ahora es peor, sobre todo al rescribir la historia de ETA que se ha llegado a comparar con aquellos gudaris.

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