Opinión

Los ourensanos que sobrevivieron en los campos de concentración nazis


En 1983 tuve el honor de conocer en Vigo a doña Mercedes Núñez Targa, la representante en Galicia de la “Amical de Mauthausen”, el organismo que englobaba a los españoles que sobrevivieron en los campos de concentración nazis. Esta señora, aunque residía en Vigo, fue la encargada de intentar encontrar a todos los gallegos que padecieron el martirio en aquellos terribles lugares. Se tiene cifrado en 10.000 los españoles prisioneros de los nazis, de los que apenas sobrevivieron 1.500. Muchos de aquellos compatriotas eran antiguos soldados republicanos y otras personas huidas al final de la guerra civil que creyeron poder sobrevivir en Francia. Pero cuando fue ocupada por Hitler, el régimen de Vichy los entregó a Alemania, y otros, especialmente los que combatían en el maquis o en el ejército francés, cayeron en combate o, ya prisioneros fueron enviados a los campos de exterminio.

En Galicia, doña Mercedes encontró a varios sobrevivientes de aquellos campos, uno de ellos de Verín, quince en A Coruña, otro en Betanzos, cinco en a Póvoa do Caramiñal, dos en Vigo y otros seis en Pontevedra. En Ourense hubo por lo menos siete u ocho, pero cuando la “Amical de Mauthausen” quiso llegar hasta ellos, o ya habían fallecido o habían emigrado y no se pudo encontrar su rastro. La representante en Galicia de la “Amical”, que fue fundada por republicanos catalanes ya falleció hace años, pero quienes la conocimos pudimos conocer en directo diversos detalles de la suerte de nuestros paisanos y compatriotas y de su propia peripecia. Era persona realmente excepcional y sin odio. Vigo le dedicó una calle.

Doña Mercedes Núñez era catalana de origen gallego. Mujer culta, deportista temprana, de gran sensibilidad en todos los órdenes, se afilió muy joven al PSUC y padeció la detención y la cárcel franquista. Una vez recuperada la libertad, se exilió a Francia, donde comenzó a trabajar, y tras la invasión alemana se enroló en la resistencia en la zona de Carcasona. Los gallegos refugiados trabajaban según el caso de carboneros o criadas, lo que facilitaba su colaboración con la resistencia. “Siempre estuvimos marcados en Francia, éramos los rojos españoles, y a medida que fuimos cayendo conocimos los diversos campos, no solo Mauthausen, sino Ravensbrück, incluso Treblinka”. El motivo de que yo la conociera en Vigo, donde fijara su residencia, era que estaba encabezando una campaña para reunir a los supervivientes gallegos, ya que tenían estos la posibilidad de recibir una indemnización del Gobierno federal de Alemania. Hasta entonces, los antiguos resistentes cobraban una pensión en Francia.

La señora Núñez fue una de las supervivientes de Ravensbrück, solo para mujeres, situado el Norte de Berlín, que los SS pretendían volar ante la llegada de los norteamericanos. Hallaron a cientos de prisioneras esqueléticas y las internaron en un antiguo sanatorio psiquiátrico abandonado. Por su heroísmo en el maquis, esta valiente mujer gozaba del rango de sargento del Ejército francés. Conoció a De Gaulle y recibió diversas condecoraciones, incluida la Legión de Honor. Publicó varios libros sobre sus experiencias y fue una gran divulgadora de los horrores del nazismo. Aparte, como aparece en la portada de uno de sus libros, su testimonio fue decisivo en los procesos contra los nazis.

Los prisioneros españoles llevaban inicialmente un triángulo rojo con una “S” en el centro. Curiosamente, los que fueron cogidos prisioneros en Francia, en la línea Maginot fueron inicialmente considerados prisioneros de guerra, pero al descubrir su nacionalidad se los trató como apátridas, tras consular con España. Serrano Súñez se entrevistó con Ribbentrop y resolvió que no eran españoles, por lo que se les marcó con un triángulo azul. En el campo donde estuvo la señora Núñez, entre las españolas florecía la solidaridad. “De la escasa comida que nos daban, las que estábamos mejor -me contaba- sacábamos un poquito para alimentar a las más débiles”. En los campos trabajaban como esclavos para la industria de armamento alemana.

Recuperar la memoria de aquellos ourensanos que combatieron contra Hitler y sobrevivieron en los campos de la muerte debería ser una labor de los historiadores. La “Amical de Mauthausen” dispone de amplitud de referencias, pero el paso del tiempo y el fallecimiento de personas como doña Mercedes Núñez ha dejado el asunto en el olvido. No obstante, especialmente en la zona de Verín y Valdeorras, según los referentes de que se dispone, tiene que haber familias que conserven testimonios de sus mayores sobre esta historia. Lo más curioso es que buscando a las víctimas de los nazis y de los que los combatieron, los investigadores encontraron a supervivientes y memorias en la familia, de todo lo contrario, si no de supervivientes de la División Azul que Franco envió a Hitler para combatir en el frente ruso. En ese sentido, alguno de estos voluntarios eran personas muy conocidas en la vida ourensana en los años sesenta. En la Delegación de Juventudes trabajaba alguno, con lesiones en los pies, debidos a la congelación en el frente ruso, pero esa es otra historia.

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