Opinión

El preocupante volumen de productos falsificados en Ourense

Son cada vez más frecuentes las noticias sobre falsificaciones que aparecen en Ourense, en la medida en que las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado las detectan. España, como miembro de todas las organizaciones, convenios y entidades que persiguen la piratería, está obligada a impedir este tipo de negocios ilegales, lo que ya obligó a cerrar el viejo mercado vigués de “La Piedra”, tradicional y tolerado lugar donde se expedían toda clase de diversas labores y géneros de contrabando, señalado hasta en los Estados Unidos como uno de los focos mundiales del fraude comercial. Pero apenas unos metros, los manteros vendían los mismos productos libremente. Ahora “La Piedra” de Vigo se ha reconvertido. Menos típica, pero más legal, tras estar cerrada varios años. Hay falsificaciones especialmente peligrosas, como la de juguetes. El Instituto Galego de Consumo tiene un museo de los horrores, de objetos retirados de los bazares diversos. Los plásticos quebradizos de algunas piezas se convierten en armas mortales, y las pinturas y recubrimientos contienen puro veneno que, dada la tendencia de los bebés de llevar todo a la boca, pueden producirles la muerte. Otro espacio peligrosísimo es el de la falsificación de alimentos y productos sanitarios, dietéticos o de alimentación.

En diciembre de 2013, La Policía Nacional detuvo al imán de la mezquita de Ourense y al de la mezquita del municipio de Xinzo en el marco de la operación Laico, que desarticuló la mayor red de falsificación de ropa y calzado conocida en España hasta el momento y que se saldó con un total de 99 detenidos y la incautación de un millón de artículos. Pero esa actividad ilegal nunca ha cesado. Del casi centenar de detenidos entonces, 34 eran portugueses, 19 marroquíes, 37 senegaleses y nueve españoles. Algunos fueron enviados a la cárcel, pero no creo que pasaran allá mucho tiempo.

Muchos de los productos procedentes de Oriente siguen sin cumplir los estándares de calidad que exige la Unión Europea y el conjunto de normas de protección de los consumidores. La crisis hace aún más atractivo consumir productos falsificados cuyo precio es hasta diez veces menor que el original. En este mundo de apariencia, muchos prefieren fingir, sobre todo con la ropa, que visten artículos de marca. No deja de ser una ficción que responde a un determinado sentido de la vida. En otros países, como Francia, se multa a los compradores. Los artículos falsificados proceden mayormente de China, pero también se falsifica en países del Este, en la misma España o Portugal y Marruecos. La venta ilegal es la única forma de subsistencia para miles der personas. Según datos de la de la Asociación Mundial de Consumidores (WCO), el mercado de las copias, solo de la moda y sus complementos mueve más de 800.000 millones de euros al año. La mercancía ilegal es enviada bajo falsos manifiestos a grandes puertos de Europa y distribuida posteriormente a los mercados elegidos.

Aquí, en Ourense, el mayor volumen de falsificaciones tiene un doble origen, uno especialmente próximo, pero en ambos casos tiene volúmenes elevados y se refiere a la ropa de marca. Curiosamente, aparte de falsificar las etiquetas, a veces de modo muy rústico, se recurre a todos los trucos, como variar el logo o el nombre, pero que suena lo mismo. La ropa es sobre todo el producto más falsificado, y aparte de la textura, según los expertos, no siempre se aprecia la diferencia. No es fácil el control de la venta ambulante y sobre todo algunos mercadillos hacen difícil el atajar con eficacia este problema, porque sigue habiendo una masa de compradores que adquieren estos productos. Las autoridades de Consumo de la Xunta libran una batalla en todos los frentes. Y cada vez más se detecta falsificación las bebidas alcohólicas de marca y espiritosa de marca que circulan en muchas noches de nuestro tiempo. Lo advierten sin cesar y retiran del mercado todo lo que pueden. Pero no llegan a todos lados. Estamos avisados.

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