Opinión

Una inauguración frustrada

La inauguración del nuevo tramo de 110 kilómetros de línea de alta velocidad entre la estación de Zamora y el cambiador de Pedralba de la Pradería era uno de los hitos ferroviarios más esperados por los gallegos porque permitiría desde cualquiera de nuestras ciudades viajar en tren más rápido que en coche a Madrid. Y para Ourense, ahorrar tiempo incluso frente al viaje en avión. Esperado desde 2016; aplazado, primero a 2017, luego a 2018 y cuando llegó Íñigo de la Serna al ministerio de Fomento, más realista que las cábalas que hacía Ana Pastor con las obras del AVE gallego, a 2019. Pero tampoco pudo ser. No por la dificultad de las pruebas, ni por los impedimentos que supuso la declaración del estado de alarma. Fue una manifiesta falta de planificación. Cuando llegó el momento de pasar el tren laboratorio por ese tramo, resulta que no había tren. Estaba en el taller. Durante más de seis meses permanecieron paralizadas las pruebas con circulaciones a más de 200 kilómetros por hora por ese motivo. Un retraso tras otro, la inauguración se fue postergando, del primer trimestre de 2020 a junio, luego a septiembre y finalmente, a los últimos días de octubre. Pero todo este retraso, de más de un año no fue suficiente ni para terminar las obras de una estación, la de Otero de Sanabria, que tendría que estar finalizada en 2019, ni tan siquiera para una rotonda que enlace su vial de acceso con la carretera nacional 525 que es la que conecta la estación con el resto del mundo. No sé si el ministro Ábalos hará el primer viaje oficial. Pero le resultará difícil explicarle a los vecinos de Sanabria que tienen que ir en autobús hasta A Gudiña para coger el tren porque una rotonda que cuesta  300.000 euros no está en su sitio por negligencia a la hora de tramitarla. Y también que las tres horas y media desde Madrid a Ourense serán durante muchos meses cuatro horas diez minutos arriba, diez abajo, porque las obras que tendrían que estar terminadas el pasado mes de diciembre siguen obligando a los trenes a circular con reducciones de marcha en muchas zonas. 

Y ya como colofón, el momento, además de tarde no podía resultar más inoportuno, con Ourense y Madrid confinadas. 

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