Opinión

Ribadavia en el XVIII, un semillero de obispos regulares

Convento San Francisco.
photo_camera Convento San Francisco.
En el Convento de Santo Domingo se impartía gramática y allí acudía  a formarse Diego Fermín  de Vergara

Rivalizaban… Pero, indiscutiblemente, dejaron su huella. Las órdenes mendicantes no solo vinieron a ubicarse, a orillas del Avia, en un momento de crisis de los bernardos, anclados en el rural, porque sí…; no. De alguna manera, respondían a un cambio ideológico-social. Claro que no dejaban de ser centros de moralidad. Aun así, también se convertían en espacios de ilustración. El monje dejaba paso al fraile. “Fuera de la villa pasado el puente de piedra, y a distancia de un tiro de bala, hacia el Este Nordeste, hay un convento de religiosos observantes de San Francisco de Asís -decía el manuscrito de Fernández Caballero, fechado entre 1769-1799-… A igual distancia y extramuros, se haya al Sudoeste el Convento de religiosos de Santo Domingo de Guzmán…” Y, con el tiempo, llegado el Siglo de las Luces, si entre los muros del primero, se formaba un futuro obispo y un arzobispo; en los del segundo, acaecía lo mismo. La simiente de sus enseñanzas, daba frutos. Uno y otro, fueron, sin duda, un auténtico “semillero de obispos regulares”.

Ribadavia. Convento de Santo Domingo y Capilla del Portal.
Ribadavia. Convento de Santo Domingo y Capilla del Portal.

La respuesta al cuestionario que le envía, la villa del Avia, a Tomás López para la elaboración del censo geográfico, recoge los estudios que imparten los dominicos y los franciscanos. Es cierto que, hay datos de algunos de sus colegiales, que podrían ponerse en stand-bay. Aun así, la mayoría de ellos son irrefutables; incluso, en el caso de Alfonso de Cusanza o Cusanca. No cabe duda de que, tanto él como su hermano Juan, naturales de la feligresía de San Cosme y San Damián de Cusanca, perteneciente al distrito de O Carballiño, no solo estudiaron en el convento de Santo Domingo de Ribadavia, sino que, además, llegó a ser el quinto prior de esta comunidad, a principios del siglo XV. Ni tampoco se discute que, luego, se convierte en confesor de Enrique III el Doliente y de su hijo Juan II. “La fama deste gran Varón -decía un manuscrito manejado por Medrano- llegó hasta el Trono de nuestro Rey D. Enrique III, quien le hizo venir desde el Priorato de Rivadabia para que dirigiesse su real conciencia”. Ni siquiera que ocupó primero la mitra ourensana -momento que aprovecha para reformar la parte Norte de Santo Domingo de Ribadavia-, y, luego, la de León… No obstante, el saeculum aureum de los mendicantes del Avia, será el siglo XVIII. Algunos de sus pupilos, en este período, alcanzan el más alto grado dentro de la jerarquía eclesiástica; cuatro de ellos, dos de cada comunidad, acababan siendo obispos y arzobispos.

Arzobispo Sebastián Malvar y Pinto, estudiante en el Convento de San Francisco de Ribadavia.
Arzobispo Sebastián Malvar y Pinto, estudiante en el Convento de San Francisco de Ribadavia.

En el Convento de Santo Domingo se impartía gramática -latinidad-. El curso comenzaba el día de San Lucas - el 18 de octubre-. Allí acudía a formarse, Diego Fermín de Vergara, futuro obispo propuesto por Felipe V y preconizado por Clemente XII, para una mitra en las Indias Occidentales. Era natural de Leirado, en San Martín de Valongo -Cortegada-. Los padres -Fermín de Vergara y Manuela de Rivera-, lo enviaban a Ribadavia, a realizar los estudios menores. Más tarde, toma los hábitos en la orden agustina en Santiago de Compostela. Tras un año de noviciado, profesa en el Convento de Nuestra Señora de la Cerca en la ciudad del Apóstol. Cursa estudios conventuales, y universitarios, e inmediatamente después, se convierte en el decimoséptimo obispo de Popayán. Ya en 1740, tras la muerte de Fray Juan de Galavis, es promovido al arzobispo de Santa Fe.

Otro alumno aventajado que estudia en los dominicos fue Francisco Anselmo Rodríguez. Llegó a ser obispo de Almería. Luís, nombre de pila con el que era bautizado, nacía en el seno de una familia religiosa del Ribeiro de Miño. Era natural de Barral, parroquia San Esteban de Puente Castrelo -Castrum Minei-. Pronto, sus padres Miguel Rodríguez, vecino de Barral, y su mujer María Merino, originaria de Vilariño -Carballeda de Avia-, lo enviaban a preparase en gramática a Santo Domingo de Ribadavia. Poco después, ingresa con dieciocho años en la Orden de San Benito en el Monasterio de Lorenzana. Cuando profesa toma el nombre de Francisco Anselmo. Ejerció distintas prelacías en varios conventos de la orden -abad, definidor o lector-. En 1773, al concluir su abadiado en Lorenzana, es elegido general de la Congregación. Tras los cuatro años del generalato, pasó a residir en San Martín de Madrid. Y cuando queda vacante el obispado de Almería, Carlos III, en 1780, lo presenta para ocupar la mitra.

Copia de un retrato del Arzobispo Diego Fermín anterior a 1744.
Copia de un retrato del Arzobispo Diego Fermín anterior a 1744.

Simultáneamente, el Convento de San Francisco no se quedaba atrás. En el Siglo de la Ilustración, había un lector de provincia que enseñaba Filosofía. Abría la escuela literaria, quince días más tarde que Santo Domingo; el Día de los fieles Difuntos. En ella estudiaron alumnos brillantes como fue el caso del ilustrísimo Sebastián Malvar y Pinto, un pontevedrés de Salcedo, que vino a estudiar filosofía a Ribadavia. Tomaba el hábito franciscano en Salamanca, asumía la mitra de Buenos Aires entre 1778-1784, y en este último año, pasaba a ocupar el Arzobispado de Santiago de Compostela. Contemporáneo suyo fue, Armada -hijo de Jacinto y Margarita- nacido en Arnoia, que estudió primero en el convento ribadaviense de San Francisco y, luego, continuó sus estudios de filosofía y teología en Santiago. Durante el reinado de Carlos III, es nombrado, maestrescuela de la Santa Iglesia de Ourense, y, en 1793, es presentado para presidir el episcopado de Huesca.

Resulta patente, pues, que a orillas del Avia, tanto los franciscanos, que estaban bajo la jurisdicción de la diócesis de Ourense, como los dominicos, que dependían del Prelado de Tuy, fueron, principalmente, en el siglo XVIII, un fecundo semillero de obispos regulares.

Detalle de la Portada Norte de Santo Domingo de Ribadavia. Reformada por Cusanza.
Detalle de la Portada Norte de Santo Domingo de Ribadavia. Reformada por Cusanza.

Te puede interesar