Opinión

LA ENCUESTA DEL APOCALIPSIS

La encuesta del CIS lo ha puesto todo perdido a quince días escasos de una cita electoral en la que, semejante sondeo respaldado por la paternidad de la institución que la ha emitido, apenas deja ya resquicio a otra cosa que a sentarse tranquilamente y esperar que llegue el día D y la hora H. Ahí es nada que el Ministerio de Presidencia apadrine una pedrada de esta naturaleza que pregona una victoria popular por una ventaja de diecisiete puntos sobre los que son por el momento propietarios del campo, lo que significaría una mayoría absoluta sobrada y tan suficiente y aplastante como la que otorgan 195 escaños contra 121. Entre las comunidades en las que el CIS considera que el PP va a obtener un triunfo más fulgurante está Galicia, el lugar de nacimiento del que ya considera próximo huésped de La Moncloa. Rajoy aumentaría en su casa cuatro diputados. Obtendrían los populares 4 en Pontevedra, cinco en A Coruña y tres en Ourense y Lugo. Total 15 escaños por 6 del PSOE y los 2 que el BNG mantiene, uno coruñés y otro pontevedrés.


Sorprende toparse de buenas a primeras con una encuesta así, hasta el punto de que en las filas populares ha cundido la sospecha. Hace un par de años, la entonces vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, cesó fulminantemente a una cualificada experta en estadística que entonces dirigía el instituto por facilitar encuestas no totalmente favorables a los intereses del Gobierno, sustituyendo a una responsable eficiente por un paniaguado que se puso directamente a los pies de su jefa dispuesto a manejar los números con mejor tino y más aprovechamiento para el poder. Salvo que su destitución se produjera en el más absoluto silencio, el CIS mantiene a su cabeza el mismo director que nombró de la Vega de modo que uno puede hacer la cabalas que desee. El PP ya las está haciendo y afirma que la encuesta es tan catastrófica para el PSOE con la misión concreta de dar lástima y animar a la gente de la izquierda a combatir en las urnas esa mayoría tan aplastante.


Puede ser, porque si lo que se ha producido es el efecto contrario y el CIS ha tratado de mejorar las cosas como hacía antes, entonces ya más vale ni imaginarlo.

Te puede interesar