Cuando los inconscientes adoptan decisiones trascendentales, lo absurdo se impone sobre lo lógico. Lo inexplicable ha dado lugar al laberinto de lo posible. ¿Por qué se han convocado las elecciones del 10 de noviembre?: ¿ambiciones personales?, ¿mediocridad de los líderes políticos?, ¿presiones de los poderes fácticos?, ¿espurios e inconfesables intereses? Un crisol de dirigentes inexpertos, asesorados por mercenarios convertidos en falsos gurús de las cloacas del Estado, han llevado al país a una situación compleja donde el regreso al futuro nos acerca cada día más a un mapa de confrontaciones sociales que muchos pensábamos que habían sido superados por la Historia. Inocentemente creí que la civilización cultural había absorbido el instinto tribal de los que viven de la ignorancia de los pueblos. La realidad es que las mentiras formuladas con la fuerza de la palabra han calado en los cerebros de mansos corderos transformándolos en fanáticos defensores de agravios inexistentes. Abascal es un alumno aventajado del más grande demagogo de la historia moderna, el Duce Mussolini.
Los ultras siempre han existido, estaban agazapados esperando la llegada de un caudillo que llamase a la batalla contra el hereje separatista, contra las hordas de la barbarie roja que se atrevió a mancillar la memoria de la momia idolatrada, contra las amazonas de la falsa igualdad, contra el infiel invasor que usurpa los recursos de la madre patria en detrimento de sus hijos expoliados. La caída de los líderes que se creían salvadores de una España irredenta y no fueron otra cosa que monaguillos de los cruzados de la verdad absoluta. Es el caso de Albert Rivera, víctima de su obsesión por el poder y su acrítico apoyo a la derecha más recalcitrante, firmando pactos diabólicos que legitimaron el regreso del fascismo a las instituciones democráticas. Cumplida su misión, su presencia ha sido amortizada por los salvadores de la patria.
Se puede afirmar que todas las culturas se hallan en un flujo constante que no deja de ser aleatorio, aunque a veces siga una pauta general; en España se está produciendo un debilitamiento del Estado paralelamente con la desafección de territorios que reclaman el derecho a la secesión, yendo en contra del proceso de unidad y de soberanía compartida que supone la paz en una Europa de sangriento pasado. Por ello me pregunto: ¿son conscientes los líderes de los partidos democráticos de la importancia del papel de España en el devenir de los acontecimientos que afectan a la UE?
Hoy se abre un horizonte de posibilidades que significa que hay que superar la limitación que tiene cada individuo cuando explora solo una minúscula fracción de contingencias; los líderes que se precien han de contemplar todas las salidas que conduzcan a un Gobierno sólido, progresista y solidario. Un rayo de esperanza ilumina el horizonte de una España menos imperial y más igualitaria, no cabe sino felicitar a Pedro y Pablo por haber llegado a un acuerdo programático en menos de veinticuatro horas, dando así respuesta a un clamor social en demanda de un gobierno estable; lo que no es óbice para hacernos de nuevo la pregunta: ¿fueron necesarias las elecciones del 10 N?
