Opinión

Cuentos viejos, Unamuno y Pedro Sánchez

Los antiguos cuentos con moraleja esconden siempre lecciones de sabiduría que sirven para aconsejar lo que se debe de hacer en momentos difíciles. Recuerdo uno que le había escuchado a mi tío Gerardo y que a continuación resumo: Un anciano viajaba con su nieto sobre los lomos de un famélico asno; al verlos, unos vecinos les incriminaron su crueldad con el animal que malamente soportaba el peso de ambos. Tratando de evitar críticas, el abuelo decidió bajarse de la acémila y que fuese el niño el que continuase sobre su montura; pero sorpresivamente unas mujeres que paseaban por el camino afearon la conducta del muchacho por permitir que un anciano fuese a pie mientras él lo hacía a la grupa del animal.

El viejo aconsejó a su nieto que continuase a pie mientras él se subía a los lomos del burro; pero no pudo evitar que unos labradores le recriminasen su falta de atención al joven y permitiese que fuera andando mientras él iba tan cómodamente instalado. Tomaron entonces la decisión de ir andando ambos y el burro libre de toda carga, pero esto despertó la burla de varios mozos que irónicamente les hicieron ver que eran más irracionales que el burro al no aprovecharse de la montura. Fue entonces cuando el viejo le dijo a su nieto: “Hagamos lo que dicte nuestra conciencia, que si obramos pensando en opinión de los demás nunca lo haremos al gusto de todos y así nunca avanzaremos”.

Pedro Sánchez está en una complicada encrucijada: haga lo que haga va a recibir las críticas de sus adversarios e incluso de muchos de sus compañeros de partido. Si favorece un gobierno de gran coalición, presidido por el PP, sus electores lo acusarán de traidor y el socialismo habrá iniciado su caída hacía la nada. Si intenta una alianza con Podemos, será acusado de favorecer a los que buscan la fractura de España, además de girar a posicionamientos radicales. Si trata de conseguir apoyos nacionalistas, será tachado de irresponsable por pedir el voto de aquellos que intentan separarse del Estado. Si opta por conseguir el apoyo de Ciudadanos se le inculpará de seguir los dictados del IBEX 35 y del gran capital. Si se inclina por que se repitan las elecciones se le incriminará su falta de madurez política y su incapacidad para llegar a acuerdos. Si dimite y se va para su casa será tachado de cobarde e irresponsable.

¿Qué debe hacer el “líder” socialista en estos momentos tan confusos? En primer lugar, mostrar templanza y serenidad; en segundo lugar, compartir con su ejecutiva cualquier decisión para que ésta sea fruto de una reflexión debatida; en tercer lugar, trasmitir a la ciudadanía que solo importa el interés colectivo; en cuarto lugar, mostrar flexibilidad en los acuerdos y firmeza en los principios; en quinto lugar, no ceder a presiones mediáticas y tener criterio propio; en sexto lugar, tender puentes con otras fuerzas progresistas, y en séptimo lugar, ser consciente de que para ser estadista muchas veces es necesario saber renunciar a las legitimas aspiraciones personales. 

El viejo y su nieto intentaron contentar a todos y fracasaron; sólo triunfaron cuando obraron de acuerdo con su conciencia. No olvidemos lo que afirmaba el genial Miguel de Unamuno: “Sucede con frecuencia que llega uno a encontrar una idea que buscaba, llega a darla forma, es decir a obtenerla, sacándola de la nebulosa de percepciones oscuras a que representa, gracias a los esfuerzos que hace para presentarla a los demás”. Espero que Pedro haya leído a Unamuno. 
 

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