Opinión

Dolor intratable

Como si se tratara de una epidemia de características indefinidas, el reino del dolor se extiende como una indeleble mancha de aceite. Las noticias escabrosas sobre la maldad humana constituyen algo habitual en los medios de comunicación; monstruos como el parricida de Moraña ejecutan sus acciones criminales en cualquier lugar del planeta. En la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod aparecieron los restos descuartizados de varios niños menores de seis años, se desconoce el paradero de sus padres. La policía de Pekín rescató con vida a una recién nacida a la que su madre había arrojado a un inodoro de un urinario público. Una madre colombiana arroja a su hijo de quince días a un contenedor de basura dentro de una bolsa y con un biberón para que no llorara. En San Juan de Cruz, Asturias, un hombre mata a sus dos hijas de 7 y 9 años y después se suicida. No podemos olvidar el cruel asesinato de Ruth y José incinerados por su padre José Bretón, la lista es interminable y ninguna civilización o cultura se libra de esa lacra de terror. 

¿Nos estamos alejando de la naturaleza o por el contrario seguimos siendo primates dominados por un cerebro reptiliano que actúa dominando al neocortex? ¿Es el odio quién domina a los demás sentimientos? ¿O es la maldad en su pura esencia quién controla algunos espíritus?. En cualquier caso ¿es la sociedad culpable? No me atrevo a dar respuesta a ninguna de estos interrogantes pues no me considero capaz de hacerlo sin caer en una presunción irresponsable. Pero no por ello eximo de responsabilidad a las instituciones que deben velar por la protección a los más débiles, los niños. ¿Se puede prevenir el crimen cuando países modernos y ricos, como el Reino Unido, ha tenido como primer ministro del gobierno a Edgar Heath, presunto pederasta ?. ¿Pueden las iglesias liderar el comportamiento ético después de cientos de casos de pederastia cometidos por algunos de sus ministros? ¿Lo pueden hacer otras creencias que justifican el machismo y el matrimonio con niñas, introduciendolo en sus textos sagrados?

Lo que sí se puede afirmar es que las relaciones entre estados se hacen al margen del cumplimiento de la Declaración de los Derechos Humanos. En una simbiosis criminal los países desarrollados explotan al tercer mundo con la inestimable colaboración de los Gobiernos de turno. Aprovechamiento del trabajo infantil, contaminación, expolio, violencia, droga, tráfico de armas, hambre, control de recursos, genocidios, violaciones, prostitución, destrucción de la flora y fauna; ¡Hasta cuando! 

Ha sido siempre así, la crueldad y la violencia han dominado la evolución humana, ha pasado poco tiempo para que pueda desprenderse de sus viejas características mientras trata de asumir apresuradamente las nuevas. La única manera de comprender nuestros impulsos agresivos es analizarlos desde el punto de partida del origen animal de nuestra especie. Pero somos más sofisticados, más letales, en definitiva más peligrosos que la más feroz de las fieras. Hemos desarrollado un cerebro extraordinariamente complejo y contradictorio; es capaz de amar y odiar; de empatizar y agredir; de alegrarse y entristecerse, de proteger y destruir. Una dualidad que se convierte en patología con graves trastornos conductuales. Una madre humana puede ser una leona en la defensa de su prole o por el contrario un hamsters devorando a sus crías; pero con una gran diferencia, cuando un animal devora a sus hijos lo hace porque esta hambrienta como la foca leopardo. Pero en el caso de un ser humano aparecen otros terribles condicionantes entre ellos la maldad consciente, alimentada muchas veces por el odio y la venganza. 

Los grandes místicos han tratado de controlar la condición animal del ser humano, han introducido valores espirituales en nuestro comportamiento y coincidiendo con los filósofos han sublimado las relaciones sociales elevando nuestra condición de primates evolucionados, pero aún admitiendo que el bien también existe, hoy estoy impresionado por la presencia del mal. 

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