Opinión

Etiopía

(JOSÉ PAZ)
photo_camera (JOSÉ PAZ)

Xinzo año 2022: el Viejo Milenario leía detenidamente el magnífico relato de Ennatu Domingo “Madera de un eucalipto quemado”, que su hija más joven encarecidamente le había recomendado. El libro sumerge al lector en las vivencias inolvidables de una niña de siete años en la Etiopía rural de principios del año 2000, antes de ser adoptada por una familia catalana. El anciano, profundamente emocionado, recordó el viaje que había realizado con su esposa a la antigua Abisinia, en busca de sus hijas nacidas en Debre Marqos, tierra de los Amhara. Un sudor frío empapó su frente, le costaba respirar y con voz trémula pidió un vaso de agua: La apuesta por los afectos había sido lo más importante de su vida, sobre todo por el apoyo generoso del, hasta entonces, único hijo y heredero. 

Addis Abeba, año 2008: por fin el avión había iniciado el aterrizaje en el aeropuerto de la capital etíope. Poniendo fin a un viaje que había durado 24 horas: transbordos en Alemania e Italia, aterrizaje técnico en Jartum que duró varias horas; la espera se hizo interminable. Mientras el avión aterrizaba, la pareja miraba por enésima vez la foto en blanco y negro que el orfanato, fundado por la Madre Teresa de Calcula (Misioneras de la Caridad) les había enviado. La expresión de bondad, la mirada de tristeza y la humilde ropa que vestían las niñas había despertado en los adoptantes un inmenso amor hacía las huérfanas. La decisión fue inmediata: Sí a la adopción de las hermanas. Dos ositos, su primer intento de ganarse el cariño de las sorprendidas niñas, que tibiamente y con desconfianza recibieron a sus padres adoptivos. Estos quedaron asombrados por el gesto de dignidad de la menor que rechazó el regalo y se mantuvo en una postura de desconfianza. Fueron quince días de convivencia en un país duro, multiétnico, donde el orgullo convive con la pobreza, la violencia y la corrupción. El afecto y la confianza se asentaron y el amor se instaló en la nueva familia. 

Ourense año 2022: la mayor de las hermanas se ha graduado en Educación Infantil tras haber superado las asignaturas de todos los cursos, consiguiendo acabar los estudios con dominio de la lengua castellana, gallego e inglés; carné de conducir, monitora de tiempo libre y ocio y participación en múltiples actividades y tiene la elegancia de una princesa. La menor se ha decantado por estudiar Trabajo Social, es inquieta, alegre y solidaria, tiene numerosos amigos. Estuvo de voluntaria en una asociación que trabajó en la formación de alumnos, realizó varios cursos sobre el alzhéimer, primeros auxilios, baile… también tiene carné de conducir y su objetivo principal es ser psicóloga. Ambas son muy apreciadas por todos los que se relacionan con ellas.

Debre Marqos (Gojjan del Este, Etiopía) año 2006: muere de una desconocida enfermedad Trusou, la hermana más joven. No tarda en morir su madre (a causa de la maldición de una mujer mala, en versión de las supervivientes), que angustiada por el futuro de sus hijas mayores, urgió a su marido que nunca permitiese que se separasen. La fatalidad se ceba sobre esa familia y el padre muere dejando desamparadas a las dos niñas de 4 y 7 años, que viven terribles experiencias a las que se enfrentan con valor y esperanza.

Xinzo de Limia (Ourense) 1 de septiembre de 2022: el Viejo Milenario coincide con la reflexión de Ennatu Domingo: “Los recuerdos cuando se rememoran y se desgastan tantas veces, se reescriben. Hay muchos detalles de la infancia que nunca sabremos con precisión. Siempre falta alguna capa de pintura”. Era consciente del canon que pagaron sus hijas para integrarse en un “nuevo mundo”, la pérdida a su identidad lingüística y sus raíces culturales. 

Te puede interesar