Opinión

Libertad de expresión

Pero, ¡qué feo eres! ¡Torpe, que eres más burro que el asno de Balaam! ¡Tía buena! ¡Los rojos al paredón! ¡Tienes mala cara, pareces un cadáver!... ¡¡¡Viva la libertad de expresión!!! Según algunos, nadie debe controlar la libertad de expresión, para ellos cualquier barbaridad debe permitirse aunque suponga una ofensa para sus conciudadanos. Confunden la libertad de pensamiento, que nadie debe de controlar y que convierte al ser humano en animal racional, con la libertad de expresión que debe tener los límites que exige la convivencia entre personas de distinta ideología que comparten espacio o territorio público. Ha de ser la formación en valores la que de las pautas para que sea cada individuo quién limite su libertad de expresión, sin que esto suponga censurar la libertad de pensamiento.

Quienes priorizan sus principios sobre la empatía con “el otro”, suelen ser agresivos, pendencieros, provocadores y sumamente intolerantes. Tal vez sea la necesidad de sentirse identificado con el “grupo” lo que les hace magnificar el culto a la simbología y a las señas de identidad que dan consistencia a frustraciones personales.

Me produce tristeza el observar como se trata de instrumentalizar el dolor de las víctimas en favor de sentimientos ajenos a la realidad de lo sucedido. Me producen asco quienes enarbolan banderas para capitalizar la solidaridad del pueblo. Siento pavor al intuir la satisfacción de los terroristas al comprobar el éxito de su maldad. Me producen pánico los que usan los púlpitos para sembrar odio y confusión. Siento escalofríos por el comportamiento irresponsable de ciertos políticos que anteponen sus intereses al bien común. Son despreciables los que manipulan las mentes para aumentar el ejército de los “zombis”.

La falsa libertad de expresión ha permitido a Mariano Rajoy burlar al parlamento. La libertad de expresión permite que se mienta sobre los derechos de los ciudadanos. La libertad de expresión es la causa principal del acoso en las redes sociales. Sin embargo en un sistema democrático la libertad de expresión es uno de los pilares que sustenta el derecho de información y de opinión. ¡Qué contradicción! Mientras existen jueces que condenan cualquier manifestación de humor dentro de un ámbito jocoso y distendido; otros justifican ofensas graves al honor y dignidad de las personas.

Creo que es responsabilidad de cada individuo la libertad de expresarse dentro del ámbito social; y es su formación cívica la que debe de condicionar el uso de la palabra cuando esta pueda ofender al “otro”. Sigue siendo necesario, diría que imprescindible, que en el sistema educativo exista un área del conocimiento que forme en hábitos de convivencia. Cuando el gobierno del PP suprimió “Educación para la ciudadanía”, y de facto la sustituía por la ley “mordaza”, estaba cercenando el árbol de la tolerancia y de la convivencia en valores.

No puedo terminar este artículo sin condenar, haciendo uso de mí libertad de expresión, la incuestionable la responsabilidad de quienes directa o indirectamente participan en la venta de armamento a países no democráticos, armas que son usadas para masacrar a la población civil de los países en guerra. No les llamo criminales, ni tan siquiera delincuentes, pero tienen su alícuota responsabilidad en la violencia que asola al mundo.

Te puede interesar