Opinión

MANDELA, LA EJEMPLARIDAD DE UN REVOLUCIONARIO

Han transcurrido unos días desde la muerte de uno de los líderes más carismáticos que ha tenido el siglo XX; analistas, articulistas, responsables políticos y económicos del orbe, así como representantes de todas las ideologías y dirigentes de todos los países coinciden en sus alabanzas a Nelson Mandela. Algunos han transformado al revolucionario en un pastor de almas; otros, en un mártir de sus mismas convicciones; los más, en un hombre bueno con condiciones para ser beatificado, y no deja de haber quien extrapola sus vivencias a todos los momentos difíciles que ha soportado la humanidad. ¡No!, la grandeza de Mandela ha sido principalmente su coherencia revolucionaria en condiciones adversas, pero con una excepcional fortuna para sobrevivir a la violencia de un régimen racista y a los intereses económicos de quienes mantuvieron en Sudáfrica el apartheid como forma de gobierno. Sin embargo, cuando llegó al poder, supo perdonar a sus adversarios en un gesto de trascendencia inigualable. Esa coherencia y su impulso a la reconciliación de razas, lo ha transformado en un hombre de excepcionales virtudes.


Pero Nelson Rlihlahla Mandela no renunció nunca a sus principios revolucionarios: luchó contra una dictadura racista y venció. Combatió las desigualdades sociales y consiguió reducir las bolsas de pobreza. Rompió con el pasado aprobando una nueva Constitución que garantiza la igualdad de derechos de todos los ciudadanos sin excepciones ni prerrogativas. Supo conjugar firmeza con flexibilidad. Fue capaz de aunar voluntades en defensa de los intereses de su país, y nunca dejó de tender la mano hacía el adversario cuando ejerció el poder.


No olvidemos que en África han surgido grandes hombres que han luchado por los derechos humanos de sus pueblos. Muchos han sucumbido en el intento (Lumumba, Ben Barka, Ben Bella, Samora Machel?), otros han fracasado como líderes (Robert Mugabe, Gadafi, Mengistu Haile Mariam?), solo unos pocos lo han conseguido (Senghor, Nyerere?). Mandela se inspiró en alguno de ellos, como Patricio Lumumba, asesinado por una 'acción ejecutiva' de la CIA, siendo su ejecutor el criminal Mobutu (creo que Lumumba reunía las mismas virtudes que Mandela para conducir al Congo a un estado próspero y en paz). O en Julius Nyerere, padre de la actual Tanzania, que supo terminar con las guerras tribales potenciando servicios como la sanidad y la educación, dentro de su programa 'filosofía de la liberación'.


En cualquier caso, Madiba siempre reconoció públicamente la colaboración de los revolucionarios cubanos con los movimientos de liberación africanos, incluyendo la ayuda a su partido, el Congreso Nacional Africano. Sus referencias fueron Cuba y Argelia. Tampoco hemos de olvidar la ayuda que la administración americana, fundamentalmente en época de Ronald Reagan, prestó al gobierno del apartheid, al mismo tiempo que aconsejaba no excarcelar a Mandela, preso en la cárcel de Robben Island. Nada olvidó en el éxito y nada condicionó la singularidad de su acción política.


Su ejemplaridad es que supo conjugar la revolución (Arafat, Ben Bella, Fidel Castro, Lumumba), con el pacifismo (Gandhi), con la tolerancia (Desmond Tutu), con la democracia (Constitución) y con la aceptación de su condición humana (negándose a continuar después de su único mandato y tratando de controlar las ambiciones de alguno de sus familiares).


No lo convirtamos en un dios, él no lo hubiera aceptado.

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