Opinión

Monstruos

Ha aparecido en Amstetten un ser despreciable, carente de sentimientos, egoísta, frío, despiadado y lleno de odio hacia sus propios allegados. ¿Es acaso un espécimen único?, el mundo se asombra, parece como si nunca hubiera sucedido un horror similar: que un padre secuestre a su hija, la convierta en su esclava sexual y engendre hijos de su relación incestuosa es, sin duda, algo monstruoso. La noticia sorprende al mundo que no acaba de entender que puedan existir seres humanos que alberguen tanta maldad. ¿Hay algo peor en la conducta humana?, se preguntan los ciudadanos en todos los países de la tierra; su propio país, Austria, se avergüenza de que en su territorio se pueda cometer tal atrocidad, condena al criminal y lo presenta como un ser singularmente perverso, sin nada que ver con la sociedad en la que vive.


Creo que esta noticia nos da la oportunidad de reflexionar sobre el comportamiento de los monstruos cuando tienen la ocasión de manifestarlo, ¿o acaso nos hemos olvidado de Adolf Hitler, casualmente compatriota de Josef Fritzl? ¿Cuántos seres humanos fueron torturados, asesinados y denigrados a la condición más baja por el estado a lo largo de la historia de la humanidad? Sin ir más lejos, en España parece que muchos han borrado de la memoria los emparedamientos, asesinatos, torturas y vejaciones de cientos de personas durante la dictadura franquista, e incluso algunos se han sentido molestos con el legislador por la ley de la Memoria Histórica, que no hace otra cosa que recordar a las víctimas y condenar las causas de la fraticida confrontación. Existen seres malvados, están entre nosotros, conviven con nuestras familias, nos cruzamos con ellos en la calle ¿Es que Alberto II de Bélgica, Pol Pot, Idi Amín Dadá, Bokasa, Francisco Franco, Hitler, Stalin, Mobutu o Suharto, por citar algunos, fueron mejores que Fritzl?, ¿cuántas familias fueron destrozadas por las bestialidades de estos jefes de Estado? ¿No ve la humanidad las consecuencias de la guerra de Iraq en cientos de familias?; violaciones, amputaciones, torturas, vejaciones de inocentes, incluso de niños, se comenten con total impunidad y al margen de las leyes internacionales. ¿Dónde está la Corte Penal Internacional que debe juzgar a los responsables de una guerra ilegal con cientos de miles de víctimas? Hoy, hasta las fotografías que acompaña ban los textos del conflicto iraquí han desaparecido de la prensa, de las televisiones, y los medios de comunicación han trasladado a pequeñas columnas las noticias relacionadas con las atrocidades de la guerra. Existen seres malvados, están entre nosotros, conviven con nuestras familias, nos cruzamos con ellos en la calle. Aparentemente son normales, trabajan, tienen familia, amigos, compran en nuestros comercios y pasean en nuestros parques. Tienen nuestro aspecto, a veces rostro agradable, y pueden llegar incluso a ser complacientes; pero a la menor oportunidad sueltan la bestia que llevan dentro y maltratan, violan, vejan o matan. La sociedad se protege de ellos cuando descubren su auténtico rostro aislándolos en centros penitenciarios, pero ello no libra a sus víctimas de las consecuencias de sus maldades.


En la actualidad viven seis mil millones de personas en la Tierra y sólo que exista un 0,1% de monstruos, estos serían seis millones. Muchos de ellos son mercenarios o asesinos profesionales que prestan sus servicios por dinero gozando al mismo tiempo de su trabajo. Lo más grave es cuando uno de estos monstruos llega a dirigir un país y actúa con la impunidad que le da la fuerza; en ese caso las desgraciadas Elisabeth se cuentan por millares.



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