Opinión

Reflexiones para un día de reflexión

El Yo moderno, a pesar del bullicio, está aislado. La soledad más absoluta rodea su melancolía. Necesita el ruido, empaparse del griterío, huir de sí mismo; busca el amparo del grupo, pide compartir una existencia que no entiende. Ve humanos sin vida, sin alma, sin verbo, se esconde en lo anodino y ¡horror!, está desperdiciando el más preciado don ¡vivir!

El funcionario se ha convertido en un teclado; el político, en un ilusionista; el sanitario, en imprescindible; el enseñante, en un juez; el juez, en una esperanza; el actor, en una realidad; el gobernante, en una roca; la vaca, en una ilustración; el terror, en una píldora. Alicia, en protagonista de un sueño colectivo.

Afirma Chuang Tse: “El ojo penetrante puede ver con claridad; el oído agudo oye bien; la nariz que discrimina distingue los olores; la boca con buen paladar disfruta de los sabores; el corazón que siente profundamente posee sabiduría y la sabiduría que hiere en lo vivo es Virtud”. Y añado, el que controla las pasiones difícilmente se equivoca.

Mi amigo Tito me ha sugerido que lea un libro que califica como una “joya”, se trata de “Aforismos” de Georg Chistoph Lichtenberg, y ha tenido la amabilidad de dejármelo. Después de hojearlo me permito recoger una de las muchas reflexiones del autor: “Las debilidades dejan de perjudicarnos en cuanto las conocemos”; qué fácil es escribirlo y qué difícil el conseguirlo. Mañana hay un proceso electoral, los votantes acudirán portando un sobre con su voluntad. En él van adjuntas sus debilidades, sus miedos, sus deseos o sencillamente sus emociones. Probablemente toda ellas en una macedonia de difícil digestión.

Jo Cox, cordero sacrificado, compromiso con la Historia, víctima de la barbarie, amor inmolado; todo es posible en las planificaciones perversas de un capitalismo sin entrañas. El verdugo, un hombre banal; el motivo, odio y locura o ¿? (lo he escrito). Instrumentos del poder. Nuevo aforismo: “Por leer tanto hemos caído en una docta barbarie”; actualizado: por tener el vaso lleno, no cabe la reflexión.

Palabras, palabras y más palabras, pero carecen de la fuerza erótica de la seducción. Seductor equivale a triunfador y en el mundo de la oratoria el que fascina es el que usa mejor el lenguaje corporal; empuje, fuerza, deseo y, sin dudar, la busca eterna del amor. Dilo sin decirlo; trasmítelo sin pensar, comunícalo desde la soledad; que el bullicio no anule tu singularidad.

Acompáñate de un buen caminante, rechaza al envidioso, al rencoroso y al difamador; rompe tu soledad y busca compartir con quien te pueda enseñar el camino recto de la virtud. Reflexiona y decide, así nunca te arrepentirás.

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