Opinión

La traición de Europa

Es difícil buscar las palabras que definan el acuerdo entre la UE y Turquía para resolver el trágico desti- no de los refugiados del oriente islámico que huyen del horror de la guerra. Es un pacto repugnante, vergonzoso y deleznable ya que, salvando las diferencias y el momento histórico, evoca “la solución final de la cuestión judía”, plan nazi para llevar a cabo eficazmente el genocidio del pueblo judío, que tantos millones de víctimas causó.

Hoy se justifica el acuerdo con Erdogan para tratar de evitar que Europa sufra las consecuencias de las oleadas migratorias causadas, entre otras razones, por sus nefastas políticas en oriente próximo; no debemos olvidar nuestra responsabilidad en las guerras de Afganistán, Iraq, Siria, Líbano y en el eter- no conf licto entre palestinos e israelíes. La Unión Europea ha actuado como satélite de EEUU participando en las estrategias de los intereses de las multinacionales del petróleo más que en la defensa de los derechos humanos y el respeto a la soberanía de los países. Nos hemos aliado con los saudíes, con los emiratos del Golfo, hemos consentido e incluso colaborado en la expansión del integrismo suní, hemos favorecido el derrocamiento de regímenes laicos sustituyéndolos por sistemas pseudoteocráticos y ahora, como guinda del pastel, pactamos con Turquía; país que participa activamente en el conflicto sirio ayudando a grupos terroristas, mientras simultáneamente practica terrorismo de estado con su propio pueblo; asesinando y encarcelando ciudadanos, cercenando la libertad de prensa, oprimiendo a la nación kurda e islamizando progresivamente el aparato del estado, retrotrayéndose al sultanato y acabando con el laicismo modernizador de Ataturk.

Pero lo más grave es que la vieja Europa muestra el lado más reaccionario, insolidario, xenófobo y hostil con el desfavore- cido, con el perseguido, con los que buscan refugio para ellos y sus familias. Muros, alambradas, gases lacrimógenos, cargas policiales, campamentos convertidos en campos de concentración... esa es la respuesta europea ante la demanda de auxilio. Y si los gobiernos actúan así es porque se creen respaldados por la indiferencia de amplias capas de la población, como viene a indicarlo la última encuesta del CIS que recoge que solo al 1,5% de los ciudadanos de nuestro país le preocupa el drama de los refugiados. Los habitantes del viejo continente están insensibilizados del dolor de los demás, no sienten empatía con la desesperación de los que buscan refugio y que ahora no tienen a donde ir, y lo más cruel es que están perdiendo la esperanza.

El campo de refugiados de Idomeni (Grecia) representa el trato inhumano que les da la falsa acogida; almacenados como objetos, tratados peor que si fueran animales, miles de niños sufren el abandono más atroz y se convierten en presas codiciadas de mafias criminales.

Celebramos el día de la mujer trabajadora, nos movilizamos contra la corrupción, reclamamos la calidad de los servicios públicos, nos preocupa el paro, nos produce inseguridad la falta de acuerdos para conseguir un gobierno estable... Pero nuestras voces enmudecen ante el trato que reciben los que huyen de la guerra. Estamos plácidamente tranquilos en tierra, contemplando el naufragio que padecen otros, no nos damos cuenta que no hay acantilados sólidos y que la historia inefablemente se re- pite; ¡Qué pronto nos hemos olvidado de los refugiados de nuestra guerra civil! Y la hipó- crita Europa pronto ha pasado página sobre los horrores de II Guerra Mundial.

De este acuerdo sale un único vencedor, el líder turco Tayyip Erdogan; ha cobrado una suma sustanciosa por carne humana, nadie le pide cuentas por masacrar a los kurdos, no se menciona la represión a sus opositores políticos, ha pasado desapercibida la intervención y cierre del principal periódico (Zaman) crítico con su política, puede seguir interviniendo en Siria y sacar grandes beneficios económicos con el contra- bando de armas y petróleo y ha conseguido un gran avance en su aspiración de pertenencia a la UE. Sin duda Europa ha sido seducida y sometida por el sultán que la incorpora a su selecto y siniestro harén.

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