Opinión

Vacío

Qué fácil es instrumentalizar las emociones! ¡Qué cruel es usar el amor para fomentar el odio! ¡Qué indigno es inculcar el miedo para esclavizar los espíritus! ¡Es vil y miserable la compra de ideales para demostrar la carencia de principios! ¡Todos son iguales!, grita el corrupto tratando de salpicar a los demás con la inmundicia de su ignominia.


 Al Sabio Señor (la Verdad) se opone Arimán (la Mentira), la lucha del Bien y el Mal es tan antigua como la raza humana; y el Bien cada vez tiene menos seguidores. La reconstrucción de los templos a Bel-Marduk representa la hegemonía del hijo sobre el padre. La fuerza se impone a la sabiduría, lo nuevo arrasa y destruye a lo viejo. La hipocresía se refuerza con la sonrisa de la nobleza ante la justicia controlada. El guerrero turanio, ejecutor de la espiritualidad, se ve protegido por el ángel exterminador, protector teórico del brazo ejecutor de la rectitud, la fiscalidad pervertida destruye la esperanza de los que ansían la verdad.


Se habla de amor, sin conocer la grandeza de la entrega. Se pide justicia, cuando esta se aplica a los otros. Se condena la corrupción, pero pocos pueden tirar la primera piedra. ¿De dónde salen los votos que eligen al corrupto? ¿Cuántos son colaboradores inconscientes de la degradación moral del sistema capitalista?


Instintos de venganza atenazan los corazones de muchos oprimidos que dirigen su violencia contra todo; ante la imperturbable tranquilidad de los más poderosos que justifican su fuerza para proteger sus intereses. Confusión y caos siembran un presente que proyecta incertidumbre sobre el más inmediato futuro. La plutocracia asienta sus tentáculos en la virtualidad de un mundo onírico donde el circo mediático obnubila la inteligencia y destruye voluntades con la colaboración inestimable de los consumidores del ahoma. ¿Existirá un parto donde una renacida Cornelia parirá nuevos Gracos que liberen al mundo de los cerberos del miedo?


Emulando a los croatas de Radetzky, a los pomeranos de Wrangel, a los zuavos de Bonaparte o a los Volkspolizei (VoPos) de la desaparecida RDA; las fuerzas de orden, tienen instrucciones tajantes: orden a cualquier precio y defensa del territorio ante el “invasor” no deseado.
Preservar el Edén de extraños, cuando los brotes verdes renacen entre cenizas regadas con el sudor del trabajador, la angustia del parado y la desesperación del desahuciado. El pánico financiero, estrategia de los adoradores de los vedas, para implantar la Mentira y hacer triunfar a Arimán. Un denso vacío se apodera de ilusiones de los que imploran un futuro mejor. La especialización se contrapone a la ilustración y una robotización productiva se convierte en salvoconducto en el vacío denso de ideas prisioneras de una tecnología destructiva y alienante.
Princesas cautivas del encanto de villanos sin escrúpulos. Mercado de cuerpos sin alma. Sonrisas de estética chabacana. Gritos, sombras, miedo… vacío.


Y la eterna pregunta: ¿Por qué el Sabio Señor (Ahura Mazda) ha creado a Arimán? Respuesta… dualidad… principio y fin.

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