Aviso para formaciones políticas, Toni está disponible. No importa ideología o principios. Adaptación inmediata, discursos para cualquier día de la semana. Amplia experiencia en todo tipo de debates, pero no garantizamos coherencia. De eso vamos muy justos.
El exdiputado de Ciudadanos, ex diputado de UPyD, el candidato municipal de Vecinos por Torrelodones, lo ha vuelto a hacer. Tras una pirueta política que ha dejado al público boquiabierto ha caído en la bancada azul. Y encima de pie. Sólo así se puede entender que este personaje, que ha decidido vivir de la política, sea recibido con los brazos abiertos. Al menos pensábamos que alguien tenía coherencia en este sainete.
Como hay hemeroteca ya han salido las frases en las que definía al PP como “máquina de corrupción masiva” o “los que quieran votar a un partido que no luche contra la corrupción que voten al PP”. Pero ya sabemos que esas cosas se dicen para conseguir un titular o un minuto de gloria en televisión, en realidad luego nos vamos de cañas juntos. Hay que dar espectáculo y tener entretenido al personal al menos cuatro años, hasta la próxima renovación. Es lo que tienen los contratos temporales.
Si hasta ahora sabíamos que el presidente del Gobierno no podía dormir pensando en su alianza con el líder de Podemos, ahora nos preguntamos si Isabel Díaz Ayuso podrá dormir poniendo en su gobierno a este señor con principios efímeros.
Es cierto que todos tenemos derecho a evolucionar, pero lo de Toni da vértigo, porque ya no acertamos a comprender qué ideología defiende o, acaso, solamente actúa. De hecho, -¡maldita hemeroteca!- una de sus frases en la serie “Siete Vidas” ya decía: “Ni remordimientos ni mala conciencia... Debería dedicarme a la política”. ¡Bingo!
Y todo esto nos pilla a los votantes desarmados, sin más vía de escape que gritar al televisor o, si el bar está abierto, quejarnos al camarero. Pero los votantes deberíamos tener derecho a elegir a nuestros representantes, premiarlos en las urnas o mandarlos a sus casas. Nuestros políticos deberían saber que necesitamos listas abiertas para decidir quién queremos que nos represente. O quizá ya lo saben y por eso no cambian el sistema.
