Opinión

¿Mejor Blázquez que Rouco?

Los obispos españoles han elegido a Ricardo Blázquez para sustituir al cardenal Rouco Varela al frente de la Conferencia Episcopal. 

El mandato de Rouco se ha caracterizado por una vuelta a las esencias, por un interés de marcar la agenda política desde sus creencias, por ignorar con rebeldía conservadora las directrices del papa Francisco que viene animando a los suyos a abrir las ventanas para airear una institución en manos de una jerarquía con olor a naftalina. Rouco ha calificado de ilegítimas leyes aprobadas por el parlamento elegido democráticamente, distanciándose así de una parte de la sociedad que camina hacia el laicismo pero también de amplios sectores católicos más abiertos que su jerarquía.

Choca el desparpajo contra el que ha cargado contra la clase política sin hacer ápice de autocrítica sobre sus años de gestión en los que el número de matrimonios y bautizos por el rito católico, la asistencia de fieles a las iglesias y las vocaciones religiosas se han reducido drásticamente. Le ha preocupado más la unidad de España que la de su Iglesia. La culpa, para Rouco, siempre es de los otros. Su última homilía en el funeral en recuerdo a las víctimas del 11M, en el que alimentó la teoría de la conspiración que ya nadie sensato acepta, sin un solo guiño ecuménico a quienes murieron fuera de la fe cristiana, fue una muestra más de que su reino no es de este mundo.

No creo que Blázquez sea un aperturista radical. Recordamos el reproche que hizo a la actual vicepresidenta del Gobierno cuando fue elegida para pregonar la Semana Santa de Valladolid hace dos años "por su situación matrimonial": Sáenz de Santamaría está casada por lo civil. Pero comparado con el ultraconservador Rouco no le será difícil, si lo desea, marcar distancias. Quizás le baste recordar el evangélico "al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

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