Opinión

UNA ALEMANIA ANTIPÁTICA

En estas latitudes meridionales de Europa se está activando un runrún, cada vez más alto, en contra de la política económica que Alemania nos impone.


La canciller, Angela Merkel, aparece en diversos medios de comunicación adornada con un inquietante bigotillo a los Führer. Alemania quiere recuperar lo que se le debe. Esto, que es legítimo, queda desvirtuado por la premura de las exigencias, sin tener en cuenta nuestras posibilidades.


Así, su poder económico impone pasos concretos que desbaratan y dan al traste con nuestra relativa sociedad del bienestar. Recortes y más recortes, austeridad y más austeridad, mientras el drama del paro no cesa y el consumo se reduce.


Nuestro dirigentes políticos debieran plantarse ante Frau Merkel y manifestarle: Señora, sus exigencias son superlativas. Se está usted pasando. Pero, se me ocurre pensar, ¿acaso no es superlativo mucho de lo típicamente alemán...? Comenzando por el peso de su masa corporal y señalando al superhombre de Nietzsche.

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