En un trayecto de algo más de 100 kilómetros encontramos tres aeropuertos: Alvedro, Lavacolla y Peinador. Los tres tienen dificultades económicas para mantenerse a flote y, en consecuencia, necesitan subvenciones públicas. Para colmo, las gerencias respectivas se llevan fatal. Cualquier diferencia en el reparto de las ayudas los pone de los nervios. Lo mismo acontece en otros ámbitos de la vida pública de este país.
Es de todos conocida la tradicional y liliputiense rivalidad entre Vigo y A Coruña. Ahora la queja es contra la capital. Una noticia de prensa informa: 'Santiago amenaza con declarar non grato a Abel Caballero'. Por lo visto, el alcalde de Vigo no hace otra cosa que proferir insultos contra Compostela -esto dice Currás-. Y este señor Caballero contesta altivo: 'Me da exactamente igual'.
Así, mientras estos políticos aquejados de localismo se insultan, en Oporto el 'Saa Carneiro' crece y crece con clientela gallega. Estos comportamientos vergonzosos que Galicia no merece, estos políticos incapaces de concebir a Galicia como lo que es -una comunidad humana con intereses comunes-, me traen al recuerdo unas palabras muy dolidas de aquel gran gallego que fue Isaac Díaz Pardo y que dicen: 'Penso que non temos remedio'.
