Opinión

EDUCACIÓN CIUDADANA

Se puede afirmar que el filisteísmo de trazo gordo campa a sus anchas en esta sociedad que desprecia lo hermoso que es el respeto hacia los demás. Y esta educación para la ciudadanía debiera ser primordial en los planes de enseñanza. Y digo esto porque las personas, antes de cualquier otra determinación, aparecemos en el escenario de la vida siendo miembros de una sociedad.


Sobre estas cosas tan importantes ¿qué pediríamos? En principio, que aquí el silencio, imprescindible para la reflexión, constituyese un valor social en alza; que los gestos excesivos desapareciesen, y que la tolerancia fuese promovida como un valor a defender.


Sobre la importancia educativa del silencio,pensadores ilustres han meditado. Así, Ortega y Gasset, en uno de sus ensayos de 'El Espectador', nos brinda la parábola del 'Gran Brahmán' (la máxima sabiduría). Relata en ella que los discípulos del sabio maestro de la India le preguntaron cuál era el 'Gran Brahmán'. El maestro prosigue su camino sin contestar. Los discípulos insisten en la pregunta y él continúa mudo. Al fin les dice: 'Ya os he contestado: el Gran Brahmán, la máxima sabiduría, es el silencio'.


Por su parte Schopenhauer afirma: 'Yo creo con firmeza desde hace mucho tiempo que la cantidad de ruido que cada uno de nosotros puede soportar sin molestia está en razón inversa de su finura intelectual, y hasta puede servir de medida aproximada de sus facultades'.

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