Opinión

Un pacifista empedernido

Hace un siglo, Europa -nuestro viejo solar europeo- se desangraba en una guerra cruel, que también sería la IGM en la historia. Hombres clarividentes vieron en la lucha una auténtica guerra civil europea, ya que los bandos enfrentados compartían básicamente los mismos valores: herencia de Grecia y Roma, cristianismo y aporte de los pueblos germánicos.

Por entonces, un pacifista empedernido se atrevió -contra la opinión mayoritaria de sus conciudadanos- a condenar, sin paliativos la entrada de su país en la masacre. Este hombre, este pacifista, era Bertrand Russell. Víctima del fanatismos de masas, fue difamado y perseguido. A principios de 1918 entró en la cárcel. A pesar de las penalidades sufridas, Russell jamás perdió el sentido del humor, ese humor tan británico. En su famoso "Autobiografía" cuenta que llegado a las puertas de la prisión, el funcionario le hizo las preguntas de rigor. Entre ellas, esta: -"¿Qué religión profesa usted?' Y cuando respondí 'agnóstico' me pidió que le deletrease la palabra, al tiempo que comentaba con un suspiro: 'Bueno, hay muchas religiones, pero supongo que todas adoran al mismo Dios'. Este comentario -añade Russell- me mantuvo de buen humor durante casi una semana. En una ocasión me reí tan sonoramente que el guardián se me acercó para hacerme callar, diciéndome que no olvidara que la cárcel era un sitio de castigo".

Te puede interesar